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— Ejem — me alejo lo más rápido que puedo cuándo escucho a Mateo carraspear. Ambos volteamos a verlo, él nos observa de forma confusa, cómo si estuviera dudando sobre lo que iba a decir. Traía unas botanas en sus brazos, parece que lleva tiempo ahí parado — ¿Interrumpo?

— No, no, para nada — me levanté de mi asiento — Creo que lo mejor es guardar todo, ya está demasiado tomado.

— Temo, ¿quieres algo de comer? — él le preguntó — ¿Temo? Temo, ¿estás bien? ¿Cuaúctemoc? ¡Cuaúctemoc! ¡Puta madre! ¡Aristóteles, agárralo!

De forma rápida me acerco hacía su cuerpo para evitar que se caiga tomándolo de sus hombros, lo ayudo a levantarse, pero eso empeora la situación, ya que comienza a vomitar a nuestros pies.

— Ay no — susurro mientras palmeo su espalda — Está bien, está bien, saca toda esa mierda que tomaste. Te hará sentir mejor.

— No creo que sea buena idea llevarlo a su casa en las condiciones que está, mucho menos a la mía, ya que sería el primer lugar dónde lo buscarían sus padres.

— Está bien, no tengo problema con que se quede en mi casa.

— ¿Seguro? No sé si sea lo correcto — me miró con duda.

— ¿Por qué lo dices? — titubeó, eso me molestó — No le haré nada si eso es lo que piensas. ¿Por quién me tomas?

— No me refiero a eso, pero....— gruñó fastidiado — Nada, nada, mejor olvídalo. Son cosas mías, mejor súbelo y déjalo en algún cuarto. Yo limpiaré éste desmadre.

— Me ofenden tus dudas — le digo, después, al notar que Temo se ha quedado dormido procedo a cargarlo evitando el tacto en algunos sitios. Cuándo su cabeza choca contra mi pecho lo reacomodo para comenzar a caminar — Recuerda que, Alfa disponible ya no soy.

— Lo sé, perdón, pero él es el mejor amigo de mi Omega. Proteger a los míos es una necesidad lobuna. Tú más que nadie lo sabes.

— Lo entiendo, pero también recuerda que no soy cualquier Alfa. Si estoy cerca de él es porque siento empatía, lo entiendo demasiado hasta cierto punto. Supongo que tú sabes en qué sentido.

Después de decir aquello no murmuro nada más, así que emprendí camino fijo subiendo las escaleras con el cuerpo de Temo aún en mis brazos. Su cabeza se mueve de forma lenta restregando su rostro en mi pecho.

Trato de ignorar por completo el hecho de que mi lobo está meneando la cola con fervor.

Ridículo.

Al llegar al piso de arriba nos meto en un cuarto que está libre. A veces lo ocupa Mateo cuándo se pelea con su pareja, así que no lo dudo.

Lo acuesto dejando su cabeza reposando en una almohada, me deshago de su calzado y después lo cubro con la sábana.

Cuándo me pongo de pié la sola idea de ver ésta imagen me hace hervir, ya que me hace recordar la vez en la que mis padres me corrieron de la que alguna vez fué mi casa por no seguir sus reglas.

Aún recuerdo sus palabras mientras dormía en la casa de los padres de Mateo.

Los Alfas guapos cómo tú están destinados a casarse con una Alfa de su nivel para vivir para ella.

Deberás trabajar para mantenerla y desvivirte haciéndola feliz.

Que estupidez.

Al diablo el régimen, estamos en un nuevo año. No tengo porque seguir las viejas costumbres de nuestros ancestros. No seré cómo ellos, seré cómo yo quiera serlo.

Daddy, ¿Me Follas? // Adaptación AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora