34

46 7 2
                                    







Cuauhtémoc













Logro separarme del cuerpo de Aristóteles cuando el mío siente algo extraño, mejor dicho, cuando mi andar choca con el suyo provocándome un revoltijo en la panza. La sensación provoca que toda mi mente entre en cuestionamientos tanto buenos como malos. Pero por suerte logro alzar mi racionalidad llegando al punto de que estamos en un lugar con demasiada gente. Esto no está bien visto.

Pero eso no quita que este percance se convierta en un momento demasiado incómodo que, por suerte, pasa desapercibido cuando nos damos cuenta de que las personas nos están gritando que les dejáramos fotografiarnos. Tuvimos que posar hasta que Mateo se hartó de tanto flash.

Nos felicitaron por haber ganado y nos comunicaron que en este instante nuestras fotos estaban presentándose en cualquier sitio. Revistas, carteles y muros.

Debo admitir que este ambiente no es lo mío, nos están “entrevistando”, aunque las preguntas y las cámaras van solo para Aristóteles. Pero, al parecer, él lo está notando pues comenzó a incluirme en todas las preguntas que le hacían diciendo algo así como: “Cuauhtémoc y yo trabajamos para que esto fuera posible”. “La idea de Cuautemoc esa”, “Cuautemoc podría responder eso”, “¿tú que opinas de ello, Cuautemoc?”.

En el fondo no puedo estar más agradecido con Aristóteles por todo lo que ha hecho por mí, él se ha comportado como todo un caballero y un gran amigo. ¿Por qué no pueden ser así todos los Alfas?

“Porque él es único”

Sí, tal vez tengas razón, Ely.

Pero todas las personas son mundos distintos, ese es el punto. No vivimos para ser iguales, vivimos para ser la diferencia.















¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.













Cuando por fin pudimos salir de aquel lugar cuando llegué a mi casa me sentí muerto. No quería salir de mi cama, pero a pesar de eso me sentía verdaderamente bien.

Aunque, a pesar también de la plática que no pude escuchar entre aquel Jerry y Aristóteles que nos dejó un mal sabor de boca, en sí todo estuvo bien. Además, Aristóteles se notaba calmado y divertido por la situación en todo momento. Ni le importó el rostro enrojecido del coraje de Jerry.

Según Aristóteles, mañana tendríamos que volver a ir a ese mismo lugar porque ambos modelaríamos como ganadores de aquel concurso.

¿Que si estoy emocionado? ¡Dios! Eso se queda corto.

Entre quejidos míos trato de levantarme de mi cama para darme un baño, después quiero darme una siesta. No me interesa cenar con mis padres y menos hoy que ha sido un gran día.

Daddy, ¿Me Follas? // Adaptación AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora