Para Amelie Beinhofer la suerte nunca está de su lado. En un arrebato de terror se presenta los temibles juegos del hambre.
Dónde Amelie desarrolla sentimientos hacia su mentor.
O
Dónde Peeta termina enamorándose de su tributo, de su chica en llama...
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De camino al ascensor, se coloca el arco en un hombro, y el carcaj en el otro. Después aparta a los avox boquiabiertos que protegen los ascensores y le da al botón número 12 con el puño.
Las puertas se cierran y sale disparada hacía arriba, consigue llegar a su planta antes de que las lágrimas empiecen a bajar por sus mejillas. Oye como los demás la llaman desde el salón, pero sale corriendo por el vestíbulo, hasta llegar a su cuarto, cierra con pestillo y se tira hacia su cómoda cama.
¡Lo he hecho! ¡Ahora si que eche todo a perder! . Esos eran los pensamientos que atormentaban la mente de la chica, no podía evitar sentir que cualquier rastro de oportunidad que tuviera, se desvaneció al disparar su flecha a los vigilantes.
Peeta, Haymitch y Effie se encuentran llamando a la puerta: les grita que se vayan, y todos les hacen caso, menos uno de los que se encontraba ahí.
– Porfavor, Lie, abre... habla conmigo– pide el rubio.
Intentando ocultar sus sollozos, la chica se dirigió a la puerta de la habitación, al abrirla pudo darse cuenta de la mirada de preocupación que él rubio tenía puesta. La chica no pudo evitar abalanzarse hacia los brazos de Peeta.
Tardo aproximadamente una hora en llorar todo lo que pudo; después se quedo echa un ovillo, sobre las piernas de su mentor. Peeta no tenía ni la menor idea de que estaba pasando, pero simplemente decidió mantenerse en silencio mientras trazaba líneas imaginarias en el brazo de la chica. Esperando a que ella se calmará.
Al principio ella creía que irían a detenerla, pero, conforme pasa el tiempo y la cosa parece menos probable, se calma. Siguen necesitando dos tributos del distrito 12, si los Vigilantes quisieran castigarla, podrían hacerlo en público, esperar a que esté en la arena y lanzarla a los animales hambrientos. Se asegurarán de que no tenga arco y flechas, para defenderse.
Sin embargo, antes le darán una puntuación tan baja que nadie en su sano juicio querrá patrocinarla. Eso es lo qué pasa esa noche, como los telespectadores no pueden ver el entrenamiento, los Vigilantes anuncian la clasificación de cada jugador, lo que le da a la audiencia un punto de partida para las apuestas que continuarán durante todos los juegos.
La nota no garantiza quién ganará, no es más que una indicación del potencial que ha demostrado el tributo en el entrenamiento. Ella esperaba que sus habilidades con el arco le dieran un seis o siete, aunque no tuviera fuerza física, pero ahora estaba segura de que sería la nota más baja de los veinticuatro.
Si nadie la patrocinaba, sus oportunidades de ganar, se reducían a un simple cero. Lo siento Ossian.
Effie llama a la puerta, lo que hace que ella saliera de su pequeño trance. Las caricias de Peeta, paran, haciendo que ella suspirara, y lentamente se levantará del regazo de el rubio.
