Para Amelie Beinhofer la suerte nunca está de su lado. En un arrebato de terror se presenta los temibles juegos del hambre.
Dónde Amelie desarrolla sentimientos hacia su mentor.
O
Dónde Peeta termina enamorándose de su tributo, de su chica en llama...
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Miedo sentía miedo, ¿y como no iba a sentirlo? Estaba a horas de entrar a esa arena, se sentía mal, muy mal.
– Bien hecho cielito – escuchó la voz de Haymitch, lo único que pudo hacer fue asentir en agradecimiento.
– Lo hiciste muy bien, Lie.
Intento darle una sonrisa de agradecimiento a Effie, pero más bien le salió una mueca. Cinna se acercó a ella, bastante preocupado por el estado que tenía la chica. Peeta y Portia miraban todo en silencio, analizaban la situación, sabían y eran concientes de que Amelie no estaba pasando por un buen momento.
– ¿Estás bien Amelie? – preguntó Portia, acercándose cuidadosamente a la tributo, tenía una expresión de preocupación.
La chica intentaba formular una palabra, pero simplemente no podía, se sentía desesperada, por lo que lentamente asintió.
Cinna colocó un brazo alrededor de los hombros de la chica, y a paso lento se dirigieron a los asientos que tenían instalados, ambos se sentaron a mirar la entrevista de su compañero de distrito.
Ella miro la pantalla donde se estaba transmitiendo la entrevista del otro tributo, no podía entender bien lo que decían, solo escuchaba ligeros ecos.
"Arena"
"Morir"
"Madge"
"Pradera"
"Madre"
Sus ojos inevitablemente se llenaron de lagrimas, bajo la mirada de nuevo, no quería que esta gente la viera, se negaba a que la vieran débil.
Pudo sentir la fuerte mirada que Peeta le dió a la chica, tenía sus ojos clavados en ella, desde que llego a aquella sala, no quería acercarse porque sabía que lloraría si estaba con él. Con el siempre salía su lado más débil.
Los tres minutos de entrevista hacía Jeff fueron eternos, durante esos tres minutos se abstuvo a levantar la mirada de su vestido, seguía teniendo el brazo de Cinna sobre sus hombros, lo que la hacía sentir ligeramente reconfortada.
Jeff salió de su entrevista con una sonrisa amigable, todos se acercaron a él y lo atiborraron de preguntas, que él contestaba con tranquilidad, y naturalidad.
– ¿Lie está bien? – preguntó el chico, preocupado, por la manera en la que se encontraba su ahora amiga.
– Si... es normal en algunos tributos, suele pasar después de haber estado frente a tanta gente – respondió Haymitch.
