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El sol comenzaba a asomarse entre los pequeños cristales de la ventana del cuarto, tanto que se podían ver las partículas de aire en aquellos rayos de luz

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El sol comenzaba a asomarse entre los pequeños cristales de la ventana del cuarto, tanto que se podían ver las partículas de aire en aquellos rayos de luz. Parpadeé un par de veces debido a la luz y traté de enfocar bien mi mirada para ver donde estaba. Este cuarto no era el mío, se veía diferente... unas herramientas en el suelo, una botella de alcohol...

Maldición.

¡Éste era el cuarto de Daryl! De pronto sintió un fuerte apretón en su abdomen, el brazo de Daryl me sujetaba con fuerza y se escuchó un suspiro detrás de mí. Ayer en la noche estaban descansando después de un día duro, habían salido por provisiones durante todo el día y fue arriesgado. Habían tenido varios encuentros con algunos caminantes, pero todo había marchado bien. Se podría considerar como un buen día.

Había ido con Daryl después de tomar una ducha, con unas cervezas en la mano toqué su puerta, ambos nos sentamos en las escaleras de la casa, sólo disfrutando de la bebida y de la plática. Daryl no era de muchas palabras, pero a veces tenía sus momentos en que me contaba historias impresionantes. Podía escucharlo hablar por horas y horas sin parar, era totalmente fascinante. Él también me escuchaba atento, pero mis historias no se comparaban a las suyas. El tiempo se fue volando y después de unas cuantas botellas más, nuestros sentimientos empezaron a salir a flote.

-Yo sé que no es el momento, pero estoy cansada... -dije mirando hacia la botella vacía que descansaba entre mis manos.

-Yo también. -dijo Daryl pensativo.

-No me refiero a eso. -solté de pronto y Daryl me miró. Yo seguía mirando la botella, quitándole el papel con mi uña. -Estoy enamorada de ti, Daryl.

Hubo un gran silencio, un gran silencio que me preocupó y logró que se me estrujara el corazón. El silencio vale más que mil palabras, pensé. Seguía sintiendo la mirada de Daryl en mí, por la vergüenza no quería voltear a verlo, por lo que dejé la botella algo temblorosa y me puse de pie. Sentí como una mano tomó fuertemente la mía, mi respiración se detuvo.

-Yo también... -susurró muy bajo, casi inaudible. Su voz grave detonaba temor, timidez y ternura. Giré mi rostro hacia él y bajo los leves efectos del alcohol que aún yacían en mi mente, tomé el valor suficiente y lo besé. Fue un beso tan suave, sentir sus finos labios en mí fue como un sueño, de esos que había tenido en el pasado, pero ahora era mi realidad. Sus manos se guiaron hacia mi cabeza para tomarme con un poco de torpeza y desesperación. Después de esto, todo fue maravilloso, ahora que recapitulaba todo sonreí con extrema felicidad.

Me giré hacia él, quedando de frente y admirando su rostro que lucía tan pacífico, tan precioso y único. Me sentía plena, me sentía en un lugar seguro, con él siempre había sido así.

-Buenos días. -dijo mientras sonreía levemente. Su mirada conectó con la mía y no pude evitar abrazarlo fuertemente.

Daryl Dixon - One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora