Mujeres De Aretes Largos (by Elena Sofía Zambrano)

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Para mí no fue fácil ser mujer. Y creo que no me di cuenta hasta hace relativamente

poco. No tuve que enfrentarme a los grandes problemas que se enfrenta nuestro sexo:

nunca fui golpeada, violada, obligada a casarme con alguien o hacer con mi vida lo que

otros decían. No nací en una cultura que practicara la castración femenina, ni tuve

carencias económicas que me llevaran a la prostitución. Y aunque en general aún hay

mucho machismo en México (promovido tanto por algunos hombres como por algunas

mujeres), estudié lo que quise y trabajé sin grandes problemas de discriminación

sexual.

Y aún así no me fue fácil ser mujer. Y aunque ser mujer puede ser lo más bello

del universo, para llegar a sentir esa belleza una tiene que dejar atrás muchas cosas.

Múltiples cosas que se esperan de una mujer, múltiples exigencias, prejuicios y

expectativas. Tienes que ser bella (y claro, la idea de la belleza reducida a un solo tipo

de belleza), tienes que ser o verte joven, tienes que seguir un cierto camino ya trazado

en la vida. Tienes que tener una cierta actitud frente al sexo y frente a tu propia

sexualidad, frente a lo que esperas de una pareja, frente al amor, frente a las otras

mujeres.

Y sin darnos cuenta, aun creciendo en ambientes “de libertad” se espera mucho

de nosotras. Y nos dicen las sociedades y los medios cómo debemos ser. Muchas

crecemos pensando que la mayoría de los hombres son malos, otras crecemos

sintiendo que lo más importante en la vida es encontrar a un hombre para casarte, y

otras que debemos ser malas con los hombres para que se queden a nuestro lado. Nos

venden la idea de que a las chicas nos gustan los “chicos malos”, nos la venden tanto

que nos la creemos. Pero en verdad muchas de nosotras nos estamos derritiendo por

el chico de la película que tiene un gran corazón y que es un hombre de palabra.

Por años, la pregunta que más me hacían algunos familiares era: ¿y cuándo vas

a tener novio? Y la gente me miraba extraño cuando decía que no sería el fin del

mundo si no me casaba, y que aún no estaba segura si quería tener hijos. Incluso había

gente que me preguntaba si tenía miedo a no encontrar a un hombre que me aceptara

así como soy, con mis ideas y mi vegetarianismo.

Cuando viaje a vivir a Francia pensé que esos juicios habían quedado atrás. Y

aunque conocí gente que pensaba como yo, los juicios y miradas extrañas continuaron.

“Elena no quiere tener hijos”, decía una ex jefa, al presentarme con otros, casi como

tarjeta de presentación. “Para ti ha de ser un horror”, me decía, cuando yo le

comentaba que alguien cercano a mi esperaba un hijo. Como si yo fuera un monstruo

por aún no saber si quería o no ser mamá.

Pero fue gracias a que en la vida he conocido muchísimas grandes mujeres que

más y más me empecé a preocupar por el tema de la feminidad. A preocuparme por

reconocer la infelicidad en muchas mujeres, el estrés de ser mujer. Los miedos. Y a

veces la tristeza de ser mujer. Y me pareció increíble que tuviera que ser así. Me

pareció necesario que empezáramos a abrir los ojos a nuestra grandeza, nuestra

belleza, nuestra herencia de diosas y de hijas de la madre naturaleza. Por que no era

justo. No era justo que teniendo dentro de nosotros la potencialidad de tanta alegría y

felicidad, siguiéramos viviendo nuestras vidas atadas a ideas que nos encarcelan.

Porque por más que las mujeres nos “hayamos liberado” tendemos a cargar con

cadenas aún en los países más libres.

Y así nació este libro. Gracias a las mujeres que he conocido en mi vida. Lo que

veía en ellas, lo que algunas de ellas han compartido conmigo. Y de muchas maneras,

también escribí este libro para mí. Para que, en momentos de flaqueza, nunca olvidara

el regalo tan grande que es ser mujer. Y para que por siempre abriera mis brazos a la

vida, fiel a mí misma, libre de ataduras que no me permiten ser feliz.

Y así nació este libro. Por que de alguna manera quería hacerle una oda a la

feminidad. A lo femenino. Por que no lo debemos dejar morir. Esta es mi lucha por

rescatarlo, por atesorarlo, por darle su merecido lugar.

No es un libro feminista. Es un libro sobre la belleza de la feminidad. Es un libro

con el que, quizá egoístamente, pretendo purgar antiguos dolores. Romper las últimas

cadenas que me atan, recordar la grandeza con la que estamos hechos y que debemos

cultivar. Es un recuento de cosas que he aprendido en la vida. Cosas que me recuerdan

que es maravilloso ser mujer. Y que es maravilloso estar vivo.

Y que nadie ni nada nos puede quitar el derecho de ser bellas mujeres de aretes largos.

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Mujeres De Aretes Largos (by Elena Sofía Zambrano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora