58. A nadie le hace mal un poco de sex*

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Termina de comer, por favor - dijo Lea bastante seria.

¿Sabes lo que necesito? - le pregunté un poco juguetona.

No digas que un whis... - estaba respondiendo ella.

¡Un whisky! - la interrumpí muy alegre antes que me ganara la palabra.

Lea llevó una mano a su frente en señal de frustración y suspiró. Rosé solo rió mientras yo no podía evitar mofarme de mi hija.

Alcohol es lo último que beberás por mucho tiempo - me dijo Rosé entregándome medicinas.

¿Qué? - me quejé.

Estás tomando antibióticos, ¿que esperabas? - me dijo sin poder contener su sonrisa. Levantó el vaso con jugo para dármelo y tomé las pastillas.

Los antibióticos solo se toman durante 7 días - le respondí con una sonrisita victoriosa.

Probablemente después de 7 días te den otros - rió ella. Lea se regocijaba con las respuestas de su madre y a mí la sonrisa se me iba borrando - además, tu problema con las drogas también será controlado.

¿Qué problema? - me quejé.

Mami me contó, así que ahora te vigilaré el doble - dijo Lea.

¿Qué te contó? - me volví a quejar.

De tus consumos mientras estabas con mami - me respondió.

¿También te contó el por qué sucedió? - le pregunté de mal humor y mirando fijamente a Rosé.

Claro que sí - me respondió Lea - me contó todo y no tenías razón de hacer esas estupideces.

La miré enojada, pero no iba a discutirle, ella no sabía en el agujero negro que me había metido cuando Rosé me pidió el divorcio, no podría entender nunca la tristeza, las ganas de morir...

Cariño, recuerda que ahora tenemos una hija - me interrumpió Rosé, sacándome de esos pensamientos tan oscuros, seguramente lo vió en mi cara, lo que hizo que me la acariciara con mucho amor.

Sí - le asentí - y no volveré a perderla - agregué tirándole un beso al aire.

No exageres - rió Lea.

A ninguna de las dos, las cuidaré con mi vida siempre, no importa lo que pase - les dije casi haciendo un pacto con sangre, de haber podido lo hacía.

Lo sabemos, cariño - dijo Rosé besando mis labios, provocando el disgusto de nuestra adolescente hija.

Mamá debe terminar de comer - rezongó levantando la cuchara con sopa.

Está bien, iré a terminar de resolver algunos asuntos legales y vuelvo a la noche, ¿ok amor? - dijo Rosé volviéndose hacia mí con una mirada llena de amor.

Te espero - le respondí un poco embobada por su belleza.

Mamá, ¿puedes terminar de comer? - escupió Lea enojada. Rosé se levantó, besó la cabeza de Lea y se marchó de la habitación.

Terminé de comer y me sentí exhausta. Lea salió del cuarto con la bandeja con los platos y yo caí dormida de nuevo.

Cuando desperté ya era de día y solo Rosé se encontraba a mi lado.

Rosie... - le murmuré intentando acercarme para olerla. Ella estaba mirando la televisión, y probablemente cuidándome.

Descansa, cariño - me dijo acariciando mi cara con una mano.

Familia Park (Rosé y yo, 2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora