𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 6

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Luego de varios minutos explorando la enorme casa de Aaron, nos detuvimos un rato. Me senté en el desayunador de la cocina, mientras Aaron me observaba de frente.

— ¡Qué hermosa eres!

— Te deseo... — solté.

— Eres una niña, no te ilusiones.

— Ya veo por qué no me has hecho tuya — dije mientras me acomodaba de manera sexy — Ahora entiendo todo.

— Cielos... Irina, podrías dejar de intentar seducirme.

— Si lo notaste es porque lo estoy haciendo bien, ¿no? — dije con voz pícara.

Aaron hizo uno de los gestos más sexys que puede hacer un hombre; desajustó su corbata y apretó la mandíbula mientras trataba de esquivar la mirada.

Me dejé llevar y empecé a desnudarme. Primero, me desaté el cabello, luego continué deshaciéndome de aquel top básico.

— Mis pechos lo vuelven loco.

Se acercó como un bebé que necesitaba ser amamantado y empezó a succionar mis pezones.

No sé qué sea esto que pasa entre nosotros, pero sí sé que no quiero que acabe.

— ¿Quieres hacerlo? — dijo mirándome con seriedad.

— Sí, sí quiero — respondí.

— Así será, pero no hoy.

Seguimos besándonos con intensidad, pero en un punto no me contuve y pregunté:

— ¿Por qué no hoy?

— Porque tu primera vez debe ser especial — dijo plantando un beso en mi frente y dando pasos atrás.

Me bajé de donde estaba subida.

— Vamos a comer algo.

— Quiero pizza — hablé.

Salimos de allí y nos dirigimos a una pizzería, platicamos mucho y después fuimos a casa. Le conté a Aaron que el mes que viene entro a la universidad. Pero cuando preguntó qué estudiaría, me quedé en blanco porque no sabía si debía decirle en ese momento.

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Mi cumpleaños por fin llegó. Me levanté a las 6 de la mañana y me puse a ver mi ordenador y el celular a la vez, ya que estaba respondiendo las felicitaciones.

Todos en casa aún permanecían dormidos, ya que era sábado y el trabajo era un poco más tarde. Aproveché la oportunidad y me fui a duchar antes de que mamá entrara a mi habitación a felicitarme por mi cumpleaños.

Me metí a duchar, puse el agua a una buena temperatura, me hice la depilación y me bañé con mis productos favoritos. Sentí como la puerta se abrió y me asomé desde el cristal de la bañera.

— ¿Me puedo bañar aquí?

Con una mirada pícara, asentí. Aaron se desnudó completamente ante mí y luego entró a la ducha. Nos besamos, entre otras cosas.

— Espero que estés lista a las 10 pm — agregó.

— ¿Y eso? — pregunté.

— Te tengo un regalo, y no te preocupes, ya hablé con la señora Iris y le dije que te llevaría a salir por tu cumpleaños — explicó.

— Vale...

Seguimos disfrutando en la ducha hasta que...

— ¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños feliz!

— Irina, hermanita, ¿dónde estás?

Los nervios entre Aaron y yo incrementaron. Me acerqué rápido a la puerta del baño y puse seguro. Le hice señas a Aaron para que no vaya a decir nada.

Pov: Aaron

Cuando entraron a la habitación, me puse nervioso. No quería que la señora Iris, que es como una madre para mí, piense que me aprovecho de su hija.

Me acerqué a Irina, quien aún estaba pegada a la puerta del baño.

— Te quedarás aquí mientras yo voy con ellas — ordenó Irina.

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— ¡Feliz cumpleaños, mi niña hermosa! ... Ya tienes 20 años. No sabes lo feliz que me siento de tenerte como hija — dijo mamá mientras me tenía en sus brazos.

— Felicidades, hermana. Mira, te traje esto — para que siempre recuerdes a papá.

Me dio nostalgia ver aquel retrato decorado con un lazo, una foto familiar con mi papá aún vivo.

...

— Hoy saldré temprano de la fundación. Iremos a comer a un lugar que te encantará... Aaron no podrá venir con nosotras, pero me dijo que en la noche te llevaría a cenar para compensarlo.

— Gracias, ma.

Las despedí y salieron de la habitación.

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— Eso estuvo cerca — dije mientras besaba a Aaron.

Aaron se fue a su habitación para vestirse e irse a la empresa. Salió con cuidado para que las muchachas del servicio no lo vean.

Cuando entró a su habitación, se activó mi modo travieso. Aún envuelta en una toalla, fui hasta su habitación. Él no me notó de inmediato porque estaba en su closet. Cerré la puerta con seguro y me desnudé.

— Irina, eres una niña muy traviesa — dijo inmediatamente me vio.

— ¿No crees que deberías castigarme?

Miraba el perfecto cuerpo de Aaron y me perdía. Estaba demasiado rico... su abdomen, sus bíceps, su cabello mojado... todo de él me volvía loca.

Aaron se acercó a mí y empezó a besarme por todas partes... mordía mi boca... tiraba de mi cabello. Me agaché y bajé sus pantalones.

— ¿Qué haces, niña? — preguntó con voz ronca.

— Solo disfruta.

Sostuve su grande miembro en mis manos... lo metí en mi boca y comencé a chupar y lamer.

Miré hacia arriba y vi la cara de satisfacción de Aaron, y eso era muy placentero.

Todo su miembro se lubricaba con mi saliva, seguí en esas hasta que terminó en mi cara.

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