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—Buenos días, lindo — Dijo Spreen, viendo al medio dormido Roier que se frotaba sus ojos, el de orbes amatistas sonrió al verlo y se acercó a él para dejar un suave beso de buenos días en sus labios—. Estás muy precioso hoy.

—Siempre dices lo mismo, todos los días. — Dijo el menor, bostezó, aún bastante dormido.

—Será porque todos los días sos igual de precioso.

Roier sólo podía sonreír y ruborizarse.

En las últimas dos semanas habían estado muy empalagosos, nunca había sido un secreto que a Spreen le gustaba dar amor, pero no sabía que Roier quería muchas muestras de amor y era muy necesitado.

Por más que a veces se hiciera el difícil, quería mimos y amor todos los días.

Cada oportunidad la usaba para darle un beso, o abrazarlo, dormían juntos y paseaban de la mano, sonreía más que nunca.

Spreen sólo podía admirarlo con ternura y amor, porque era un ser muy cariñoso, y le encantaba.

Pero desde que habían empezado con esa relación informal, porque no habían arreglado en ser nada aún, los otros Alters aparecían mucho menos.

—Roger no quiere salir porque él wey dice que es heterosexual y que un hombre esté cerca de él le afecta a su masculinidad frágil. — Dijo Roier, estaban en la cafetería de la universidad, como les era recurrente.

—Eu che, deja que el pibe tenga sus gustos, si no le gusta una buena polla está más que perfecto, las tetas no están tan mal después de todo.

—Ese fue el mejor comentario que te he escuchado decir — Dijo Roger, su voz grave anunciaba su presencia—. No te voy a insultar está vez, te felicito.

—Qué honor, y más viniendo de un chico tan lindo. — Le guiñó un ojo, con una sonrisa amplia, Roger solo hizo una mueca de asco y se fue, dejando a un Roier confundido.

—¿Me perdí de algo?

—No realmente — Dijo Spreen, tomó su mano y entrelazó sus dedos—. Ro, ¿Cuándo tendrás una cita conmigo?

—Pues, cuando tú me invites a una.

—¿Y vos cuándo estás libre?

—Los fines de semana.

—¿Querés salir conmigo este fin de semana?

—Por supuesto que sí — Dijo, y sonrió ampliamente— ¿A dónde vamos?

—Quiero ir al centro comercial y pasar una tarde en los juegos.

—Si me llevas a los juegos Bobby va a tomar el control, le encantan los juegos, las luces y los premios de peluche... Tendría que hablar con Roger y preguntarle si es debido, ya que es un niño.

—Ya lo sé, Roi, siempre podemos cambiar de planes e ir al cine o algo, todo por vos.

—Sé que cuidarás muy bien de Bobby, él no sale mucho, estaría bien darle un gusto.

—¿Puedo tener una cita con Bobby en los juegos? Y después te llevo a comer a dónde vos quieras.

—A un restaurante de hamburguesas.

—Hecho.

—Será la mejor cita de mí vida. — Dijo el ojimiel, notoriamente feliz.

Ambos estaban muy felices y muy cómodos juntos, incluso podrían definirse como unos tontos, porque sonreían todo el día y cuando estaban a solas pensaban tanto en su compañero que se distraían de sus clases o de lo que estuvieran haciendo.

THE ALTERS | SpiderbearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora