THE ALTERS | Spiderbear

O9

—¿Dspreen?

El ojimiel miró al cuarto, no lo reconoció en un principio porque habían cambiado el orden de las camas y de los muebles, se asustó y su mano fue hacia el mayor, que dormía a su lado, para despertarlo.

Desde la ventana del dormitorio se podía ver una luz fría que venía del exterior, y se concentró en mirarla para no pensar en la oscuridad.

—Dspreen, Dspreen... — Miró al cuerpo que dormía junto a él, podía reconocer sus rasgos en la penumbra.

Escuchó un murmullo, y el mayor abrazó su cintura entre sueños, Doied sintió unas cosquillas en su estómago, y algo de miedo, no le gustaba mucho el contacto físico, se apartó lentamente.

—¿Ro? — Preguntó Spreen, medio dormido, entreabrió sus ojos para ver al ojimiel, que temblaba ligeramente e intentaba salir de la cama sin que lo descubran—. Eu, ¿A dónde vas?

Spreen se incorporó para estirarse y tomar su mano, pero notó el temblor que recorrió su cuerpo con el contacto.

—¿Doied?

El menor asintió, ahora sus ojos lo miraron con un poco menos de miedo que la última vez.

—Tranquilo, iré a encender la luz, vos quédate acá.

Se levantó cumpliendo con lo que dijo para prender la luz, dejando al ojimiel en la cama, donde allí estaba echo una bolita muy cerca del borde, cuando la habitación se iluminó Doied suspiró con tranquilidad y dejó de temblar.

Spreen regresó a la cama y volvió a tomar las manos del otro, al ver cómo este se pellizcaba con fuerza sus brazos, aunque no pareciera que lo hiciera a propósito.

—Ya no debes de lastimarte así, Doied, ya nadie te va a hacer daño nunca más, no tenes que hacerlo vos — Dejó mimos en sus manos—. Soy tu amigo, estaré siempre contigo, no hay por qué lastimarse, ¿Si?

Doied asintió, no dijo nada, pero sus grandes ojos lo miraban llenos de brillos.

—¿Tenés miedo? — Preguntó Spreen, luego de verlo más tranquilo, Doied negó.

—¿Por qué edstán lads camads juntads? — Preguntó, cambiando de tema.

—Porque con Roier somos muy buenos amigos, y dormimos juntos.

—Yo dsoy tu amigo... ¿Yo dsoy Roier?

—Vos sos Doied — Corrigió Spreen—. Y yo soy tu amigo también, no importa quien seas.

Era normal que los Alters se hicieran pasar por el anfitrión, pero ya no tenía sentido que fingieran serlo, y menos con Spreen, quien ya los conocía a todos.

El ojimiel asintió, dándole la razón, sonrió un poco.

—De todas formas, ¿Qué haces despierto, Doid?

—Yo... Quería ver a mi amigo Dspreen.

—Bueno, pues acá estoy — Dijo, muriendo de ternura por dentro— ¿Qué queres hacer? Podemos jugar con nuestro otro amigo, Ramón, o tal vez podríamos comer unos cupcakes de chocolate-

Doied ni siquiera se espero a que el pelinegro terminara de decir la palabra "chocolate" ya estaba comenzando a asentir, emocionado, Spreen no pudo evitar sonreír.

—Dale entonces, vamos, pequeño Doied.

Sostuvo sus manos para ir a la cocina, lo dejó sentado en una de las dos sillas de la pequeña mesa que formaba el comedor, y buscó en la bolsa de la panadería el último cupcake, que había sobrado del día anterior.