12

646 79 19
                                    


Pasaron unos cuantos días, y ambos seguían con los mismos abrazos y mimos, Roier pasaba más tiempo de lo normal en ese estado de trance, Spreen sabía que en realidad estaba concentrado en su mundo interno, posiblemente arreglando algunas cosas, y hablando con los demás.

Apenas reaccionaba a lo que ocurría en la realidad, por esa razón siempre se quedaban en el cuarto, en un lugar seguro, donde podían tener todo controlado.

Evitaban salir de la habitación, incluso ir a la cafetería de la universidad sería peligroso, porque Roier no tenía registro de las cosas que pasaban, y sus acciones eran una especie de "modo automático".

En esos momentos, Spreen se quedaba a su lado, dejaba leves caricias en su cabello, Roier sabía que él estaba a su lado por más que pareciera que no lo veía, a veces la espera se hacía más larga, podía durar hasta horas, y el pelinegro terminaba usando su celular mientras el ojimiel seguía en lo suyo.

Luego de un rato reaccionaba y se reía porque Spreen usaba su pecho para apoyar el celular y ver videos más cómodamente.

—Hey, te estoy viendo cabrón, deja de aprovecharte de mí, pendejo.

—Aca nadie se está aprovechando de vos, yo sólo intento sacar lo mejor de cada situación. — Dijo, con una risa, sólo para molestarlo.

Llegó el sábado, luego de unos cuantos días de aquellas profundas charlas internas, que Spreen desconocía completamente y ni siquiera quiso preguntar al respecto, finalmente Roier volvía a sentirse listo para intentarlo de nuevo, y se lo pidió a Spreen con toda seguridad.

Decidió volver a intentar todo como si fuera la primera vez, para de alguna forma "borrar" todos los intentos fallidos y comenzar de nuevo.

De nuevo, estaban en la cama, y de nuevo, se sentó sobre sus caderas, como si fuera su primer intento, y comenzarán todo otra vez.

—¿Lo vamos a hacer? — Preguntó Spreen, hasta el momento, Roier no le había dicho nada al respecto, y creía que era otra sesión de besos un poco más calientes.

—Ajá, — Roier asintió, sonriendo— Hablé con Roger, y con Melissa, les dije que me dieran más espacio estando contigo, ellos confían bien en ti, y sabemos que no harás nada que nos lastime, o que nos haga mal, por más que yo esté nervioso.

—Que es muy común en la primera vez, lindo.

—Exacto, eso es a lo que voy, por eso les comenté que dejaran las cosas seguir y que sólo si se llegaba a poner fea la cosa, que intervengan.

—¿Y qué sería lo feo?

—Que me insistas en coger sin protección.

—Oh, qué bueno que compré forros. — Spreen sonaba exageradamente agradecido.

—Roger dice que sin gorrito no hay fiesta. — Roier se encogió de hombros, y luego rio—. También decidimos que deberíamos desnudarnos juntos, a la par... Mira, si sólo yo soy el que está sin ropa y tú estás vestido, me sentiré más expuesto y débil por... Ya sabes, cosas del pasado, y eso sería un desencadenante para Melissa.

—Yo lo entiendo, Roi. Vos sabes que lo haré, no tengo problema con eso — Spreen tomó su mano y entrelazó sus dedos—. Estamos juntos en esto, bonito.

Roier asintió, ruborizado y sintiéndose cálido y bonito.

—Entonces creo que podemos empezar, cuando vos queras. — Dijo, aunque se refería empezar en ese mismo momento, en la privacidad de su cuarto.

Comenzaron de nuevo con los besos húmedos, con los chupetones, y las carisias, sus prendas comenzaron a caer al suelo, mientras se abrían paso a más contacto.

THE ALTERS | SpiderbearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora