Capítulo 1

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BARBARA:

-¡Barbarita!.-escucho la voz de Eustaquia a mis espaldas.-¡Sal ya del rio, niña!.-ya empezó a regañarme otra vez, aprovecho que no me está viendo a la cara para rodar mis ojos.

-¡Ya voy!.

Hundo todo mi cuerpo en el agua, una vez completamente sumergida en el río empiezo a nadar, veo algunos peces nadar cerca a mi, llego a la orilla donde Eustaquia me espera con ropa seca.

-Un día de estos te convertirás en un pescado.-me entrega un vestido para que me lo ponga.

-O a lo mejor en una sirena.-tomo el vestido entre mis manos, me doy media vuelta, me deshago de mi vestido mojado y me pongo rápidamente el que me trajo Eustaquia.-Listo.-me volteo a verla.-Quita esa cara vieja, no estaba haciendo nada malo.

-Entiéndeme mi niña, por aquí hay muchas bestias sueltas y hambrientas. Tengo miedo que te pase algo malo.

-Nada me va a pasar, yo se defenderme sola.-niega con la cabeza.

-Contigo no se puede, siempre ganas. Ahora vamos que tu padre pidió verte.

Empezamos a caminar juntas hacia el barco de mi padre. Ya el sol está cayendo anunciando la noche.

-Hasta que te dignas en aparecer.-no se porque esperaba que me recibiera de otra manera cuando siempre es así. Nunca hay una palabra de cariño o de amor, siempre me trata como si yo fuera uno mas de sus hombres.

-¿Me necesitaba, apa?.

-Si, mañana va a venir una persona muy importante, quiero que te pongas lo mejor que tengas, si es algo corto y ajustado mejor, debes estar muy bien arreglada y sobretodo no quiero que te muevas de aquí mientras ese hombre permanezca con nosotros.

-¿Puedo saber de quién se trata?.

-No hagas preguntas y solo obedece.

-Si señor.

-Tu la vas a ayudar a arreglarse.

-Si patrón.

-Ahora retirense las dos.

Hago mi mayor esfuerzo para no llorar, a veces solo quisiera salir corriendo e irme lejos de aquí, irme a un lugar donde pueda ser libre, sin ataduras, donde no tenga que depender de nadie.

-No te pongas triste mi niña.

Empezamos a caminar al lo que es mi "cuarto". Una vez adentro me siento en lo que es un intento de cama.

-Estoy segura que esta vez si me va a vender, vieja.

-No digas eso, a lo mejor es uno de esos clientes que vienen de la capital. Seguro es una venta grande de ron y por eso te pidió que estuvieras aquí.

-Por favor Eustaquia, no me veas la cara de tonta porque no lo soy. Mi apa quiere deshacerse de mi, según el ya me estoy poniendo vieja y debo conseguir un marido o me quedaré solterona para toda la vida.

-Apenas tienes 21 años, Barbarita. Eres muy joven.

-Díselo a él. Vieja yo no quiero que me obliguen a estar con un hombre que yo no quiera.

-Tu sabes que el deber de una mujer es obedecer al hombre, primero al que le es asignado como padre y luego al hombre que sea su esposo.

-¿Esposo?, no creo correr con esa suerte. Mi apa no me deja acercarme a ningún hombre, solo a esos viejos asquerosos con los que hace negocios. Tengo que soportar que me toquen y me digan cosas asquerosas. Él quiere obtener algún beneficio el día que se deshaga de mi, eso no lo va a obtener con un hombre de nuestra posición social, pero también debemos ser realistas y es que ningún hombre rico va a casarse con una mujer como yo.

Bajo el cielo de Altamira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora