Capítulo 4

107 13 6
                                    

BARBARA:

Después de la ceremonia salimos de la iglesia, varias personas estaban aplaudiendo y felicitandonos, yo lo único que quiero es irme lejos de aquí, no tener que seguir usando este largo vestido y estar lo mas alejada posible de todas estas personas.

Doña Asunción se acerca a nosotros y le da un abrazo a su hijo, luego le da un beso en la mejilla y toma su rostro entre sus manos.

-Felicidades mi niño, espero que esta unión te llene de felicidad y dicha.

-Gracias mamá.

-Muñeca.-Don José me da un beso en el cachete y me  mira con una sonrisa en los labios.-Ahora debo llamarte hija, espero que me den muchos nietos.-abraza a su hijo dándole unas palmadas en la espalda.-¡Dentro de poco habrá un nuevo Luzardo en Altamira!.

Puedo notar la incomodidad de quien ahora es mi esposo, se ve que este matrimonio no es mas que una tortura para el. Esto va a ser más difícil de lo que pensé.

-----

Ayer fue la boda, hubo una fiesta donde estuve hablando con señoras muy elegantes, distinguidas y aburridas, lo único que hacían era hablar de la vida de los demás, criticaban todo y a todos. El joven Luzardo se la paso platicando con un grupo de hombres, prácticamente ni me determinaba, creí que en la noche tendríamos que estar juntos como Doña Asunción me explico. Ella me dijo que cuando un hombre y una mujer se casan después de la ceremonia y de la fiesta ambos se deben ir a su lecho marital para consumar el matrimonio, nada de eso pasó, él simplemente dijo que vendría por mí a primera hora de la mañana para irnos a su casa en el Arauca, yo me limite a obedecer y me fui a dormir con Pipo.

En la mañana llego por mi, fuimos hasta el puerto, nos subimos en un bongo, el se sentó en una esquina con un libro, mientras que yo me quedé viendo el paisaje.

Apenas y me ha hablado en el viaje, solo me dijo "Buenos dias", "podemos subir".

Pero eso no importa, en este momento quien me preocupa es Pipo, todavía debe estar dormido, le ruego a los dioses que no se despierte antes de que llegemos a la casa.

-Bienvenida al Arauca.-me dice el Capitán del bongo en el que vamos.

Observo todo a mi alrededor, el paisaje es hermoso, llegamos a tierra firme, veo unos hombres con una camioneta y un caballo parados en el puerto, seguro son los trabajadores de don Santos.

-¡Llegó el Patrón muchachos!.-dice uno de ellos con euforia a lo que los otros chiflan y celebran.

Don Santos baja del bongo, camina hasta donde está el hombre que grito hace unos segundos y lo abraza, luego saluda a los demás muchachos. Yo aprovecho para tomar mi baúl y bajarme también, empiezo a caminar con el baúl en mis manos cerca a donde están los hombres.

-Mi niña déjeme la ayudo.-me dice uno de ellos acercándose a mi para cargar mi baúl.

-No, yo puedo hacerlo, no quiero dar molestias.

-No es ninguna molestia.-intenta acercarse pero lo alejo.

-Enserio, muchas gracias.

SANTOS:

Antonio, Pajarote, Maria Nieves y Carmelito estaban en el puerto esperándonos, como siempre los muchachos me recibieron con alegría la cual fue correspondida, subimos todo el equipaje en el platón de la camioneta.

-Santos.-habla Antonio a un volumen algo bajo.-¿Quién es ella?.-me pregunta mirando a Barbara.

-Te lo diré cuando llegemos a Altamira.

Camino hasta la puerta de copiloto y me subo en la camioneta, Antonio se sube en el puesto del conductor, veo por el espejo lateral a Carmelito subirse en su caballo, Pajarote y Maria Nieves se suben en los puestos de atrás de la camioneta.

Bajo el cielo de Altamira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora