Capitulo 10

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Santos estaba inquieto, se acercaba una fecha muy especial para él y Luisana. Aunque no estaban casados, era un aniversario simbólico para ellos, un día que marcaba el comienzo de algo importante en su relación. Él quería darle un regalo, pero no cualquier cosa, sabía que Luisana estaba acostumbrada a las joyas y regalos costosos. Sentía que algo material, por muy lujoso que fuera, sería frío, vacío y poco personal. Antes ya le había dado joyas y abrigos, pero quería que esta vez fuera especial, algo que ella no olvidaria. Quería darle algo significativo, algo que cuando lo recibiera, supiera que él había pensado en ella.

Sin embargo, mientras más pensaba en ello, más frustrado se sentía. No tenía idea de qué podía darle que realmente fuera especial. Fue entonces cuando, caminando por la hacienda, vio a Barbara ordeñando una vaca cerca. Dudó por un momento, pero decidió acercarse a pedirle su opinión. Después de todo, ¿quién mejor para ayudarlo a entender qué podría tocar el corazón de una mujer que otra mujer?.

-Barbara.-llamó Santos, acercándose.-¿Puedo preguntarte algo.

Ella lo miró con curiosidad, dejando a un lado su tarea y secándose las manos en su delantal.

-Claro, don Santos. ¿Qué pasa?.

Santos tomó aire, era algo incómodo por la situación, pero sabía que necesitaba su consejo. Se sentó junto a ella para poder platicar más cómodamente.

-Se acerca un día especial para mí y para alguien más.... quiero darle un regalo, pero no sé qué. -Barbara alzó una ceja, escuchando atenta.- No quiero regalarle una joya o ropa, porque me parece impersonal. Quiero que sea algo significativo, algo que realmente le haga sentir que pensé en ella. Tu eres mujer y entiendes mejor de esas cosas.

Barbara lo miró por un momento, sorprendida de que él le pidiera su opinión. Una chispa de emoción se encendió en su pecho, aunque no se atrevió a preguntarle directamente para quien era el regalo. Aun así, decidió darle su mejor consejo, y mientras lo hacía, no pudo evitar imaginar, por un instante, que ella era la destinataria.

-Si yo fuera a recibir un regalo.-comenzó Barbara sonriendo un poco mientras sus palabras fluían con ilusión.-Me gustaría que fuera algo especial... No importa si es caro o barato, sino que venga del corazón. Algo que demuestre que la persona que lo hizo pensó en mí. Lo más hermoso sería que fuera algo hecho a mano, algo en lo que se haya puesto esfuerzo y dedicación. Cuando recibes algo así, sabes que esa persona te tuvo en mente todo el tiempo, que cada detalle fue pensado con cariño. Eso es lo que lo hace especial.

Santos la observaba con atención, captando cada palabra. La pasión con la que Barbara hablaba era palpable, en su mente, una idea comenzó a tomar forma, gracias a lo que Barbara acababa de decirle.

-Tienes razón.-dijo Santos, asintiendo lentamente.-Algo hecho a mano... algo que venga del corazón. Eso sería perfecto.

-Me alegra que le haya servido mi idea. -respondió ella, con una sonrisa.- Espero que lo que decida hacer sea especial para esa persona.

-Gracias, Barbara. De verdad, me diste una gran idea. No sé cómo agradecerte.

-No tiene que hacerlo. Solo haga algo que venga de usted, eso es lo más importante.

Santos le sonrió antes de despedirse y partir para comenzar a trabajar en el regalo. Tenía claro lo que iba a hacer, algo que fuera único, personal, y que Luisana no pudiera encontrar en ninguna tienda. Algo que demostrara lo mucho que pensaba en ella.

Mientras Santos se alejaba, Barbara lo observó irse, sintiendo una mezcla de emociones. Aunque sabía que el regalo no era para ella, se alegraba de haber podido ayudarlo. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, no pudo evitar preguntarse cómo sería recibir un regalo así de alguien que realmente pensara en ella de esa manera.

Bajo el cielo de Altamira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora