Capitulo 3

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OMNIPRESENTE:

Quiero que seas la esposa de mi hijo.

Quiero que seas la esposa de mi hijo.

Quiero que seas la esposa de mi hijo.

Quiero que seas la esposa de mi hijo.

Las palabras de José se repetían una y otra vez en la mente de la castaña.

¿Casarse?, ¿ella?, no podía creer que fuera cierto, seguramente le estaba haciendo una mofa. 

José Luzardo había contemplado a Barbara como un buen prospecto de concubina para su hijo, pero eso cambio en el mismo instante que ella le salvo la vida, salió sin ningún rasguño de aquel altercado gracias a ella y por eso estaba en deuda. Que mejor manera de recompensárselo que dándole la oportunidad de una vida mejor, donde pudiera aprender a leer y escribir. 

La verdad era que había encontrado a la candidata perfecta, hermosa, joven, saludable, sabia cocinar, lavar, coser, cultivar, estaba acostumbrada a la vida silvestre, por lo que se adaptaría perfectamente a Altamira. Su hijo tendría a la mujer mas hermosa como esposa, una que podría complacerlo en todos sus caprichos y deseos, una mujer ágil que podría incluso salvarle la vida de ser necesario. Cuando le pregunto que mas sabia hacer y ella no pudo terminar de responderle por la intromisión de su padre, supo que había mucho mas por descubrir de ella. No podía explicárselo a si mismo pero había algo en su interior que le decía que esa mujer iba a enloquecer a su hijo, puede que al principio Santos no lo comprenda mas sin embargo Barbara Guáimaran era la mejor compañera de vida que podría necesitar.

SANTOS:

-¿Como le estará yendo a tu padre?.

-Estoy seguro que bien mama.

-Tengo miedo a que algo malo le pase. ¿Que tal lo muerda una serpiente o se lo coma un caiman?-me rio ante sus ocurrencias.

-No exageres mamá, nada malo le va a pasar, estoy seguro que lo peor que le puede pasar es que lo pique un mosquito.

-¡Dios mio!, ¿y si le da dengue?.

-Mejor hablemos de otra cosa, a este paso a la que le va a dar algo es a ti.

-Esta bien como tu quieras.-su mirada es algo pícara, ya se por donde va esto.-¿Que te pareció Sofía, la hija de mi amiga Margarita?, ¿es muy bonita no es cierto?.

-Creo que tu y yo tenemos definiciones muy diferentes de la belleza, mamá.

-¿No te pareció agradable?, pero si es toda una señorita educada, a mi me cayó muy bien.

-Que bueno mamá, me alegro mucho por ti.

-Hijo.-suspira y se acerca hasta mi.-Yo solo quiero que seas feliz, que tengas una compañera a tu lado con la cual puedas compartir tu felicidad, una mujer que te cuide, que vele por ti, ahora que yo no puedo hacerlo. Eres el único hijo que me queda, quiero que tengas lo mejor, que vivas todo lo que tus... lo que tus... hermanos no pudieron.-su voz se quiebra y eso me parte el corazón.

-No te pongas así mamá, me duele que sufras.

-Santos prometeme que vas a ser feliz, que sea quien sea la mujer que se convierta en tu esposa, vas a ser feliz con ella, que vas a hacer de Altamira un paraíso a su lado.

-No me pidas eso.

-Prometemelo.

-Te prometo que lo intentaré.

BARBARA:

Creo que debí dejarlo morir, yo no quiero casarme, jamás pensé que la sola idea pudiera ser posible. Yo solo quiero ser libre, vivir sin ataduras y el matrimonio es precisamente eso, una atadura, una cadena que nos ponen a las mujeres para obedecer a un hombre.

Bajo el cielo de Altamira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora