rusted scabbard / loving sword (TRADUCCIÓN)

two edgelords walk into a bar

Resumen:

EMIYA y EMIYA tienen una charla rápida.

(Ficción de diálogo corto para sacar a los demonios de mi cabeza).

Notas:

Sí, esto tiene lugar en el mismo universo que mis fics de arquero/sable.

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EMIYA y EMIYA entran a un bar.

Para ser honesto, sonaba como el remate de un chiste de mal gusto, pero no era más que la verdad. Los dos contraguardianes compartían un nombre común y, además, mucho más que eso. Una historia, una familia, un conjunto de ideales y una historia. Kiritsugu EMIYA y Shirou EMIYA: padre e hijo. Se reirían si fueran fanáticos de la ironía, pero entre los dos, ya habían tenido suficiente 'ironía' para toda la vida.

El Arquero se sentó primero, con los hombros caídos mientras dejaba escapar un largo suspiro. Hoy había sido agotador para ambos: su maestro los había trabajado hasta los huesos luchando contra wyverns y espadachines, y ahora que se había ocupado de Orleans, finalmente se les había permitido algo de tiempo libre. Ambos tenían sus propios planes para esa noche: el de Kiritsugu involucraba mucho aceite y balas, y el de Archer, a cierto Rey de los Caballeros. Pero, en silencio, ambos habían acordado que lo primero que necesitaban era un trago.

Hubo un silencio solemne en la habitación mientras Kiritsugu tomaba dos vasos bajos de un armario cercano, los colocaba sobre la mesa antes de llenarlos con un líquido de color ámbar oscuro: whisky. A ninguno de los dos les había gustado mucho el sabor del alcohol, pero les había gustado mucho desde que llegaron a Chaldea. El hielo se lo arruinó: a medida que el hielo se derrite, libera agua, lo que diluyó la bebida demasiado para que la disfrutaran sus deterioradas papilas gustativas.

Ahora, ambos sentados, el dúo padre-hijo chocaron sus vasos y cada uno tomó un sorbo antes de dejarlos.

El Asesino fue el primero en romper el silencio.

"¿Tú y Saber, entonces?"

El arquero de rojo asintió; no tenía sentido intentar ocultarle algo a un hombre como este.

"...No juzgaré tu elección de pareja. Pero ahora diré que no es probable que nos llevemos bien.

"Lo sé."

"¿No te parece desagradable esa personalidad de caballero?"

"No, realmente no."

"Hmph. ¿Fui realmente yo quien te adoptó en tu mundo?

"Como si pudiera olvidar esa cara sucia, viejo".

Un cómodo silencio rodeó a la pareja nuevamente por un momento, sólo interrumpido ocasionalmente por el movimiento de los vasos y el ocasional sorbo de una bebida.

"He querido saberlo desde hace un tiempo. El... 'yo' que te crió - tu verdadero Kiritsugu. ¿Lo odias por lo que te hizo?

Hubo una pausa.

"¿Odias en lo que nos hemos convertido?"

El EMIYA más joven se quedó quieto por un momento, como si estuviera pensando, antes de abrir la boca para decir lo que pensaba.

"...No. Al menos ya no. Hubo un tiempo en el que odié a Kiritsugu, en el que te odié por dejarme con tus ideales, por poner en mí la idea de convertirme en un héroe. Pero ya ha pasado un tiempo. Sé que al final no es su culpa. Tú elegiste tu camino y yo elegí heredarlo. No hay nadie a quien culpar más que a mí mismo por elegir convertirme en uno: quiero decir, un Héroe de la Justicia".

Contuvo el aliento y exhaló antes de abrir la boca nuevamente.

"Odio lo que soy, odio lo que fui y odio lo que seré. Ninguno de nosotros estará libre de este deber; ninguno de nosotros recibirá jamás una recompensa significativa por el deber que hemos asumido. Seguiremos maldiciendo nuestra historia y nuestra existencia una vez que termine este respiro en Caldea; diablos, tal vez olvidemos que esto sucedió".

Déjamelo a mí.

"Pero..."

Tu sueño.

"No creo que nos hayamos equivocado al hacer lo que hicimos".

Kiritsugu, por primera vez en mucho tiempo, permitió que se formara una sonrisa en su rostro.

"... Realmente has crecido, Shirou".

"...Gracias, viejo".

Los dos terminaron sus bebidas y dejaron los vasos vacíos sobre la mesa.

"Pero... una cosa más. Esa mujer... ¿sabes lo que quieres? ¿Qué significa querer ahora?

"Por supuesto."

"Veo."

Satisfecho, el padre hizo un gesto a su hijo antes de levantarse de su asiento para marcharse: tenía cosas que hacer y el tiempo todavía era finito, incluso allí.

"Entonces nos vemos por ahí."

"Sí."

Los Contraguardianes salieron del bar y tomaron caminos separados.

Hablarían una y otra vez en el futuro, pero por ahora estaban satisfechos.