° Chico ciego ° // Duxino

° 4 °

. . .

Silencio puro había en la habitación, muy aparte de eso también había un tenso ambiente, ninguno de los dos dijo algo al inicio.

Uno porque no quería despertar a Aquino; otro, porque no sabía que decir.

Uno tenía una mirada llena de odio; otro, con nervios e impresión.

Los lunes no son para Duxo.

Sin duda desde ahora odia mucho más los lunes.

——¿Qué putas haces acá tú? Vete, no quiero verte acá.—susurró Soarinng, no quería despertar a su hermano, pero sí quería demostrarle a Duxo que no le agradaba verlo allí.

——Yo. . . me confundí de habitación, es eso.—se excusó, nadie debía saber que había vuelvo a ver a Aquino y rogaba que el castaño no haya supuesto lo que quiso hacer antes que entrara.

——Sí, ¿Crees que soy pendejo o qué? Estabas cerca de él, si te atreves a hacerle algo se me va olvidar que detesto las peleas.—Soarinng se acercó y tomó fuertemente a Duxo de la muñeca, dispuesto a sacarlo de ahí.

——No me toques, ¡Yo me voy solo!—dijo Duxo soltándose del agarre, estaba dispuesto a decir algo más, pero escuchó a Aquino removiéndose en la cama y eso lo puso nervioso.

Decidido a irse se fue a pasos rápidos a la puerta, todo esto ante la atenta vista del castaño, quiso voltear a verlo por última vez, pero se retuvo y solo se fue dando un portazo que terminó por despertar a Aquino.

——¿Quién está ahí?—preguntó el castaño algo soñoliento.

——Yo.—respondió Soarinng, acercándose a Aquino para darle un abrazo.

——¡Yaa! Mucho amor, voy a vomitar.—se quejó, no le gustaba demasiado el afecto físico realmente.

——Pero solo es un abrazo, ya te quiero ver con tu noviecito dándote besitos, ahí no te vas a quejar.—Soarinng soltó una carcajada al ver la reacción de su hermano.

——¿Qué hablas, oe? Deja de hablar webadas y mejor dame de comer.—le dijo sentándose en la camilla.

Para Aquino, la comida del hospital era un asco así que cuando le traían la comida simplemente la dejaba ahí sin comer. Cuando las enfermeras se dieron cuenta de eso llamaron a su hermano y tuvo peleas con él por eso, ahora Soarinng le traía la comida de otros lugares, para que ambos estén bien.

——Entonces espérame, después regreso.

——¿No la trajiste ya? Me vas a matar de hambre, oe.—le reprochó Aquino, volviendo a echarse en la camilla.

——Nah, tú aguantas.—justo en ese momento Soarinng pensaba si decirle sobre la aparición de Duxo en la habitación, no quería que ese chico se acerque a su hermano y tampoco quería asustarlo, temía que Aquino se sienta incomodo cuando le diga qué pasó.

——Oye, Aquino.—el mencionado giró su mirada hacia donde percibía la voz de su hermano.——Si entra alguien a la habitación que no sea una enfermera o algo, pide ayuda.-
—ordenó Soarinng en un tono serio.