" Duxo es un chico universitario y de gran reputación. Aquino es un chico sin vista que siempre es rechazado por los demás, son completamente distintos, ¿Verdad? Sin embargo, el destino o casualidad, como quieran llamarle, ha decidido unir sus vidas...
• Después de este fanfic, no volveré a escribir otro con este ship.
• Si no estás de acuerdo con mi decisión de continuar, te invito a retirarte e ir a leer alguna cosa que te guste.
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Una vez llegado a su destino, Locochon decidió quedarse un rato con Duxo ya que no quería dejarlo solo, quería saber por qué lloró en el hospital.
Llegaron a la habitación del más bajo y ambos se sentaron en la cama.
El ambiente estaba tenso, demasiado digo yo, casi nunca veía al azabache llorar, podía verlo enojado, emocionado, decaído, de todo menos llorar desconsoladamente.
Esa era la principal razón por la que quería saber quién o qué hizo que su amigo reaccionara así.
Suspiró y se atrevió a hablar.
——Bueno. . . hace ya meses que no venía a tu casa, pero sigue estando igual de vací. . .—decidió callarse al mentalizar lo que iba a decir, no quería cagarla.
Duxo no hizo caso, fue como si no hubiera escuchado, estaba sumido en sus pensamientos. También estaba decaído, solo quería echarse en su cama y dormir, dormir y dormir, las palabras de Soarinng fueron como dagas en su corazón, no quería seguir así, pero aunque algunos de sus amigos no lo notaran, él tenía un corazón de pollito.
——Locochon, no es por nada, pero me gustaría estar solo, necesito mi espacio. . . ¿Está bien?—murmuró el azabache, sin siquiera dirigirle la mirada.
El mencionado se quedó callado, no estaba tan seguro, pero si se sentía cómodo así entonces se iría. A veces es bueno estar solo.
——Sí, está bien, pero si quieres hablar aquí estoy, nunca olvides eso. Cuídate.—antes de irse, le revolvió el cabello y le sonrió ligeramente.
Cuando se aseguró que Locochon se había ido, se permitió soltar unas pequeñas lágrimas. No quería llorar, pero era inevitable no hacerlo, sentía que se había fallado a sí mismo al comportarse de aquella forma, detestaba la actitud de aquellos que se sentían superiores por tener más plata y sin querer -o sin darse cuenta- comenzó a ser como ellos.
A veces detestaba como alguna vez se comportó, detestaba también no poder hacer lo que quería por miedo a lo que los demás dirían.
