En la tranquila vida de Phoebe, una repostera, un encuentro fortuito con misterioso chico en el bosque despierta una chispa romántica. Aparentemente amable, Alan se convierte en algo más que un desconocido. Pero a medida que Phoebe profundiza, descu...
Doomsbury era un pueblo no muy grande, no muy pequeño, pero fue un buen lugar para comenzar mi nueva vida, mi negocio con mi mejor amiga, aunque la mayoría de jóvenes venían aquí por lo accesible que es para los universitarios. A pesar de ese conocido hecho, Liv y yo estamos aquí para trabajar.
-Phoebe, ¿Qué estás haciendo?- Me dice Liv mientras me mira fíjamente. -Nada- le contesto, dandome cuenta del trato que le estoy dando a una pobre galleta de las que estaba empaquetando.
-Agarraste esa galleta con tanto odio.- me dice negando con la cabeza mientras se ríe.
-No sé porqué, creo que estoy un poco cansada, pero tienes razón, lo que le hice a esa galleta fue una injusticia...- le contesto mientras suelto la galleta y tallo mis ojos.
-vete a descansar, yo cierro hoy.- me observa y me da una sonrisa. -No te atrevas a negarte.-
solo atino a darle una sonrisita y asentir con la cabeza, para después quitarme el delantal y colgarlo.
Una media hora más tarde me encuentro saliendo de la pastelería, hace un poco de frío, así que caliento mis manos la una con la otra mientras aceleró un poco el paso.
-Que bueno que ya es viernes, esta semana ha sido agotadora, hubieron tantos pedidos y tanta gente con la que lidiar, necesito un descanso- me digo a mi misma mientras continuo mi camino.
Me detengo al llegar a un punto del bosque por el que pasó todos los días para llegar a mi casa, algunas veces disfruto de caminar por ahí y solo despegarme, es acogedor de cierto modo, aunque un poco silencioso para mí gusto. No tengo que adentrarme demasiado, solo tengo que seguir la misma ruta que ya conozco. Aunque está vez fue diferente.
Continúe caminando, aunque no estaba prestando atención, divagaba en mis pensamientos y en algún punto me percate de la falta que me hacía algo en mi cuello.
-Mi cadena, ¿Dónde está?- digo mientras la busco entre mi ropa y en mi bolso.
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Volteo hacia atrás y comienzo a volver por dónde venía. Comence a dar vueltas por dónde había pasado y por si a caso un poco más lejos. Comienzo a molestarme y maldecir por haber sido tan distraída. Pero para cuando me calme ya era tarde, me di cuenta que no sabía bien donde estaba. Intente volver al camino que ya conocía pero cuanto más lo intentaba más me confundía, menos reconocía la zona en la que estaba.
-Mierda, solo eso me faltaba- pongo una mano en mi rostro y hago una cara de disgusto.
Desesperadamente volteo y observo a mi alrededor en busca de alguna marca conocida para guiarme, al darme cuenta de que no hay ninguna finalmente lo acepto, estoy perdida.
