Capítulo 2. Hacer una estupidez.

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Despierto, sientiendome más cansada de lo que pensé, pero todo eso queda en segundo plano cuando recuerdo lo que pasó la noche anterior, de un salto me levanto de la cama y comienzo a prepararme para el día de hoy.

-Que extraño, me suele costar mucho dormir, y ayer solo caí rendida- pienso mientras observo las pastillas para dormir posadas en mi mesita de noche.

Tallo mis ojos y camino hacia el baño para tomar una ducha y cepillarme los dientes, me visto y por un momento simplemente me siento en mi cama.

-¿Qué estoy pensando hacer?- suspiro y volteo a mi costado, hay una bolsa, la tomo y camino hacia la cocina.

-¿Dónde las puse?- busco entre mi despensa y finalmente encuentro un paquete de galletas que había hecho el día anterior en la pastería y que traje a casa, así que simplemente las meto en la bolsa.

Antes de que pueda pensar una vez más en lo que haré mi teléfono suena y contesto de inmediato.

-¡Hola! Anoche no me avisaste cómo llegaste, y no respondiste mis mesajes, llegué a pensar que te comió un venado- Me dice en un inicial tono alegre que termina en uno un poco molesto, aunque era difícil no reírse de lo que dijo.

-pff, hola Liv... Siento no haberte avisado, pero me pasó algo extraño-

Ella dejo que le contara todo lo que pasó la noche anterior, desde mi estupidez, hasta el chico misterioso que me ayudó a llegar a casa, siendo tan divertida como suele ser lo único que contestaba ante mi historia era si el chico es atractivo y si me trató bien.

-Bueno entonces... Estoy pensando en buscarlo hoy y agradecerle por su amabilidad...- le dije tímidamente, sabiendo el tipo de respuesta que recibiré.

Después de un buen momento de silencio ella dijo en un tono de voz mucho más elevado, el cual me saco un buen susto.

-¿¡Qué!? ¡No seas pendeja, quizás anoche tuviste suerte porque estaba de buenas, puede que hoy si te asesine con su hacha, como en una película de terror!- me dice de la manera más dramática posible.

Escucho sus reproches en completo silencio, mientras preparo el GPS para no perderme en esta ocasión. Así que una vez que acaba de regañarme por mi insensatez me preparo para hablar.

-Sabes que igualmente lo haré ¿No?- digo mientras suelto una pequeña risa.

-Cabrona- añade.

-Yo también te quiero- Me rió y finalmente me despido, no sin antes asegurarle que todo estaría bien, y que igualmente ella estaría enterada de dónde estaría gracias a la ubicación que le daré una vez que llegue a mi destino.

Una vez que estoy en la entrada de mi casa me detengo en seco.

-De verdad que es muy estúpido volver al bosque para agradecerle a un desconocido, no solo estúpido, también peligroso- consideré, pero al mismo tiempo tenía una buena sensación sobre esto.

-Al menos está vez es de día... Y estoy preparada, supongo- trato de convencerme.

Comienzo a caminar y trato de recordar el camino que tome ayer, el lugar en donde me encontré con ese chico por primera vez.

My dear hatchet man Donde viven las historias. Descúbrelo ahora