UNO 🎄

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La nieve cubría gran parte de la ciudad de Seúl. La vista desde el cielo era majestuosa y tan pulcra que cualquiera quedaría encantado, pero JungKook no.

Definitivamente no estaba contento.

Ya había visitado más de la mitad de casas que su padre le asignó. Esta era la última zona que debía cubrir, pero desde hace horas atrás ya estaba cansado, aburrido, molesto, fastidiado, triste y todo lo negativo que pueda existir.

"Eres mi hijo mayor y es tu deber ocupar el lugar que dejaré en unos años. No está en discusión, así que eso es lo único que voy a decir"

Esas fueron las palabras de su padre el día de ayer cuando intentó persuadirlo para que lo dejara buscar otra opción para ser feliz. JungKook no dijo nada y salió de su oficina para encerrarse en su cabaña hasta que le llamaron de nuevo. Ahora estaba cumpliendo con su misión sintiendo un gran vacío en su interior que, está seguro, no se llenará con nada.

Había entrado a una zona residencial en donde, por lo regular, casi no reparte regalos. Los hijos de padres ricos suelen ser niños malcriados, mismos que aparecen en la lista roja de Santa. ¿Cómo lo sabe? El collar en forma de copo de nieve que carga en su cuello se enciende cuando está en la casa correcta. Así que fue un largo recorrido hasta que por fin vio cómo la luz se encendía. Dejó el trineo en el techo y bajó para meterse por una ventana. Nunca había entrado a una de estas casas y debía reconocer que era lujosa, bastante pomposa. Caminó con sigilo hasta que encontró el gran árbol de navidad que únicamente lucía decoraciones doradas y plateadas, parecía más bien un árbol fino casi bañando en oro. No entendía por qué tanta extravagancia si se supone que la navidad es colorida, pero al final no le prestó atención.

Tomó la carta que estaba en la bota pequeña y notó que la bota grande estaba vacía, seguramente se trataba de alguien que ya no era un niño. Leyó rápidamente y le sorprendió que el niño sólo estuviese pidiendo un juguete, para ser especifico, lo que sea, pero lo que llamó su atención fue que pedía otra cosa, nada material. Era la primera vez que leía una carta así.

"Querido Santa, para esta navidad deseo que mis padres estén en casa y que ya no viajen tanto"

A los pocos niños que visitó les dejó juguetes, aunque no todo lo que pedían, pero su curiosidad había despertado al leer la carta de ese pequeño de siete años. Sonrió a causa de eso porque le parecía un gesto muy lindo, pero a la vez se sintió un poco mal. ¿Cuántas navidades habrán pasado sin que sus padres estén en casa? Espera no sean muchas. De cualquier forma, en cuanto llegue al Polo Norte, hablará con su padre para que le concedan a este pequeño un deseo de navidad.

Antes de ir a su costal vio que en una pequeña mesita había galletas y un vaso de leche. Suspiró un tanto aburrido porque ha pasado toda la noche comiendo lo mismo.

"Un buen Santa Claus siempre se come lo que los humanos le ofrecen"

Debía hacer caso a las palabras de su padre, más por obligación que por gusto, sin embargo, cuando probó una de esas galletas notó un sabor diferente, más exquisito que cualquier otra que haya probado. Divisó a lado una pequeña nota que decía; "las horneamos para ti, Santa. Esperamos que te gusten".

Le pareció curioso que estaba escrito en plural, además de que la mayoría no hace galletas caseras, más bien las compran y las colocan en el plato, pero esto era un gesto muy lindo viniendo de un niño rico. Con esto entiende las palabras sabias de su padre sobre que no hay que juzgar a las personas por su posición ni por su apariencia. Después de todo, esta misión le estaba resultando menos aburrida de lo que había pensado.

Christmas Love (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora