CUATRO 🎄

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No había tiempo que perder.

JungKook sentía que cada minuto que pasaba era muy valioso. El collar no había dejado de encenderse en la última hora y estaba seguro de que el de JiMin se mantenía igual.

Sus sentimientos estaban tan intensos que ninguno de los dos podía contenerlos. JungKook, principalmente, estaba muy ansioso por saber cuál era el estado actual de JiMin. Desde que su padre le dijo aquello no ha parado de dejar de pensar en ello.

Por eso se apresuró a buscar toda la información que necesitaba para poder enfrentarlo. Y la había encontrado. El único obstáculo era su padre y esa tremenda obstinación que tenía al no querer escucharlo o abrirse a nuevas posibilidades. Pero no iba a dejar de luchar por lo que quería y por quien se había convertido en su anhelo más preciado.

Así que caminó con determinación a la oficina de su padre, esta vez muy dispuesto a convencerlo de acceder. Las opciones estaban ahí y no podía negarse a entenderlo aunque fuese sólo un poco. Entró por la puerta sin avisar y se paró frente al escritorio de su padre quien estaba de espaldas mirando por la ventana cómo caía la nieve. TaeYang siempre encontró cierta tranquilidad en esa imagen y le ayudaba a pensar con claridad cuando sentía que sus pensamientos le agobiaban. Además, necesitaba tomar una decisión acertada.

—Necesito que me escuches, padre— habló con voz suplicante— Entiendo que tienes un plan para mí, y tal vez en otras circunstancias yo accedería complacido. Pero desde hace muchos años yo... me siento incompleto— comenzó a hablar desde lo más profundo de su corazón— Mis días eran extraños y vacíos. Y es curioso que cuando viajé a la tierra y conocí a ese chico yo... sentí que vivía de nuevo— hizo una pausa y se acercó unos cuantos pasos— No quiero dejar ir ese sentimiento. No quiero sentir que estoy muriendo en vida... por favor... te lo ruego, escúchame.

En medo del silencio que se generó el chirrido de una silla se escuchó. TaeYang se giró para mirar a su hijo mayor y su mente rememoraba aquel primer día en que lo sostuvo en sus brazos, exactamente, cuando le prometió hacerlo feliz por encima de cualquier cosa, incluso de sus caprichos como padre. También le prometió lo mismo a TaeHyung, y está muy consciente de que ha faltado a su promesa más grande.

En vista de que TaeYang parecía no querer decir nada ni mucho menos acceder, JungKook comenzó a sentirse desesperado, más aun porque su collar volvió a encenderse con mucha intensidad. Miró de nueva cuenta a su padre para intentar persuadirlo.

—Sé que puedes conceder deseos de navidad, no sólo para los humanos, también para nosotros— atacó a sabiendas de que con eso no tenía escapatoria.

—Pero sólo puedo conceder deseos en navidad— débilmente intentó defenderse.

—Aquí siempre es navidad— refutó con seguridad— Sé que puedes concederme un deseo... justo aquí y ahora.

TaeYang jamás se atrevió a subestimar a JungKook. Siempre estuvo consciente de que era un chico inteligente y muy capaz de poder conseguir cualquier cosa que deseara. Desde pequeño ha poseído ese espíritu puramente rebelde y obstinado, rasgos que heredó de su abuelo, el antiguo Santa Claus. Y tal vez era momento de hablarle con la verdad, porque no importa cuantos años o siglos pasen, la verdad buscará la forma de salir a la luz.

— ¿Quieres saber qué sucedió con tu abuelo? —TaeYang lo miró directamente a los ojos.

JungKook lo pensó por un momento; tal vez esto lo llevaría a lo que realmente buscaba y tenía la impresión de que su abuelo pensaba casi de la misma manera que él, por eso su padre se empeñaba en ocultar lo que realmente le sucedió.

Christmas Love (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora