Bakugo paseaba animadamente por las calles en su forma humana, era una forma segura de hacerlo sin que los angeles le molestarán.
O al menos ese creía hasta que se curso con uno que no dejaba de seguirlo, con sutileza lo fue guiando a un callejón esperando a que le hiciera frente.— di lo que tengas que decir y déjame en paz.
Los ojos azules del ángel lo miraron furiosos sin motivos.
— no creo que los demonios sean amantes de la paz.
— tienes razón — respondió con arrogancia — preferimos el grito desesperado de las almas pidiendo clemencia. Ahora deja los rodeos y di lo que quieres decir.
— deja fuera de esto a ese niño, su madre ya pasó por mucho.
— ¿y que pasa si no lo hago?
—No vas a quererme de enemigo Bakugo, se de tu fama y supongo que tú deberías saber de la mía.
—¿Debo saber quién eres?
El ángel de ojos azules sonrió dejando ver parte de su verdadera forma frente al demonio. Y sí. Tenía que saber de él como todo el maldito infierno.
Aún sabiendo quien era el ángel no se dejó intimidar, pues hay reglas que ningún puede romper. No cuando hay un alma en juego para la balanza.— ¿y crees que lo voy a dejar fuera de los asuntos solo por ser tú quien me lo pides?
— sí.
— lástima Yagi — dice mostrando unas letras en la palma de su mano — ya hice un trato y no puedes hacer nada.
La sonrisa de Bakugo era una burlona y arrogante, sabiendo que estaba cursando un límite del miedo y el respeto.
Yagi sería un arcángel respetado por todos en el infierno pero ahora mismo no puede hacer nada, sería ir contra las normas por poner emociones en asuntos de gestión. No tenía nada para deshacerse del trato que hizo.Bakugo suspira, ahora tiene que buscar el momento adecuado y usar la manipulación para terminar su trabajo. Necesita terminar rápido el trato pues extraña el calor del infierno y también porque hay algo que no le gusta y al mismo tiempo le atrae.
No sabe si es la inocencia de ese niño sonriente o el placer de llevarse un alma tan pura al infierno para que sea en sus llamas.
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Demonio de navidad
Fanfiction-oh, Izuku. santa seguro escuchará tu deseo de navidad. entonces él sonríe. no será santa ni Dios quien escuché su deseo.