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Yagi reconoce que su tiempo de gloria ya paso, pese a tener aún su poder intacto entiende que la nueva generación de demonios y ángeles dan a la talla de sus hazañas.

Izuku es un alma pura nacida de un pecador y una víctima, le tiene compasión y reconoce que era mal pues ese niño no debía nacer. Lamenta una y otra vez el hecho de que rompió las reglas para que ella no fuera condenada al infierno, y ahora viendo la palma de la mano de aquel demonio entiende que no puede hacer nada más que observar y aún así se niega a no luchar por salvarlos.

Deja que el demonio siga su camino, al menos hoy no tiene los medios para hacer algo a diferencia de la vez anterior. Sin saber cuál fue la petición del pequeño para hacer el pacto.

No le queda de otra más que averiguar en persona...otra vez.


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— Izuku, hay alguien que te quiero presentar.

Dice su madre y el niño inocente voltea a verlo, queda impresionado por el tamaño de aquel sujetó y más aún de la forma en que abraza a su madre por la cintura.

— el es mi jefe Yagi, se que es repentino pero me gustaría que lo trataras.

Izuku retrocede, temerosos por aquel hombre que le mira seriamente como si fuera culpable de algo.

La puerta suena. Todos miran y es Inko quien va a recibir aunque Izuku conociendo aquel característico modo de tocar corre a la puerta.

— ¡KACCHAN!

Grita dejando atómico al jefe de su madre al reconocer al invitado no deseado. Y al que menos quería ver en este momento, era como si lo hubiera invocado.

— feliz navidad mocoso. — saluda sonriendo.

Bakugo saborea el triunfo sabiendo que ahora el arcángel no puede hacer ni mierda para intentar ayudar.
No va a decir que se la paso toda la noche leyendo antecedentes para darle una gran fiesta de navidad.

Demonio de navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora