Confía en mí

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La mañana aburrida para Iruka resultó movida. Una vez fuera de la torre de Hokage, se dirigió al hospital con el niño en brazos. El equipo Kakashi había regresado de misión y aunque Naruto se notara en buen estado (omitiendo su apariencia infantil), debían de hacerle el chequeo médico para descartar o confirmar alguna otra circunstancia fuera de la norma. Conforme caminaban Iruka hacía pequeñas preguntas que eran respondidas con vocales, monosílabos, gruñidos o sonidos afirmativos. Era como si Naruto fuera incapaz de comunicarse, pese a que se notaba que entendía a la perfección.

Era una plática medio confusa, pero Iruka se las arreglaba para entender y hacer reír a su ex-alumno quien sonreía con una emoción tan genuina que el corazón de Iruka bailaba de emoción. A unos pasos atrás, Kakashi observaba y rememoraba sus viejos recuerdos. Jamás había vuelto a ser el mismo después del suicidio de su padre, especialmente porque jamás había conocido a alguien igual a él, tan delicado y dulce con sus palabras que a cualquiera le haría sentir cómodo, pero sobre todo, jamás había sido testigo de escuchar a Iruka hablar, o al menos intentarlo, con un niño menor a la edad a la cual él enseñaba.

Mucho menos conocía la relación que tenía con el hijo de su difunto maestro. De alguna forma, eso lo volvía un imán de recuerdos para Hatake, Iruka hablaba con tranquilidad y emoción como su padre le hablaba, o al menos, recordaba. A su edad, difícilmente recordaba sus días en la academia que no fueran tragedias.

Entre palabras cálidas, risas tímidas y pasos calmos, llegaron al edificio. Iruka había estado tan concentrado en Naruto que no reparó en Kakashi hasta haber llegado a la puerta de cristal.

—Kakashi san, pensé que regresaría al pueblo donde fueron emboscados.

Y como si de un placentero sueño se tratara, Kakashi despertó con el sentimiento de querer volver a dormir y continuar soñando con eso tan bonito. Rió despreocupado como de costumbre, rascándose la nuca. Respondió simple como en cualquier otra situación haría.

—Quería saber si necesita de mi ayuda.

Iruka lo pensó, pero negó. En sus brazos, Naruto observaba al jōnin como quien observa al profesor más duro de la escuela, con miedo. Y es que, al estar entre los arbustos escapando de los sonoros ruidos de batalla, había presenciado cómo aquel hombre canoso, impactó y atravesó el pecho de otra persona con esas luces azules que chillaban igual que los pájaros.

Hatake asintió mostrando su ojo curvo, señal de que sonreía. Se despidió de ambos con la mano y saltó al techo para irse corriendo hasta la entrada de la aldea. En tanto, Iruka entró al edificio sacando de su bolsita trasera la orden de chequeo urgente firmada por la Hokage.

No tardó en que les atendieran. Al ser una petición firmada por la máxima autoridad de la aldea pidiendo el absoluto secretismo, Iruka y Naruto fueron guiados hasta una de las habitaciones donde los miembros de la organización ANBU eran tratados después de sus misiones de rango S.

Naruto se encontraba nervioso por la habitación tan blanca y los artilugios tan extraños que sus grandes ojos lograban mirar, sin embargo, Iruka lograba calmarlo dándole palabras dulces y prometiéndole que todo estaría bien.

El médico enmascarado de la nariz para abajo, le pidió al ninja que dejara sentado al niño sobre la mesa platinada, cosa que a Naruto pareció no gustarle, debido a que decidió aferrarse con más fuerza al cuerpo de quien le cargaba y hacer sonidos de disgusto, pero sin llegar a los gruñidos.

—Naru, esto es necesario. Te prometo que no te lastimará, yo seguiré aquí contigo.

Sin embargo, sus palabras fueron en vano porque el niño se rehusaba a separarse de él. Iruka suspiró. Y aunque intentó convencerlo al menos otras tres veces, no lo logró. Se disculpó con el médico y le preguntó si habría algún problema en que lo examinara mientras él lo mantenía en brazos. Al fin y al cabo sería más fácil para todos y más rápido que continuar intentando convencer al niño. El médico asintió sin problema.

Misión, ¿peculiar? ᵏᵃᵏᵃⁱʳᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora