Abrazos para repartir

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—No va a pasar nada ¿vale? Solo irás a ver a Tsunade sama, ¿te acuerdas de ella? — Naruto asiente— bueno, hoy te harán otras revisiones y Kakashi san te acompañará— niega— sé que le tienes miedo, pero te prometo que no te hará nada, ¿confías en mí? — asiente efusivamente e Iruka sonríe— yo confío en Kakashi san, te pido que hagas lo mismo, por favor. Él te cuidará te lo prometo.

Naruto baja la mirada con los ojos llorosos y con un puchero en su boca, asiente logrando que Iruka sonría con dulzura, lo abraza y le da un beso en su frente, luego lo baja al piso cerca de donde se encuentra parado Kakashi observado en silencio, como ha estado haciendo desde que Naruto por primera vez en esa forma, había corrido hacía, tal vez, la única persona que guardaba en su corazón.

Aquel día se encontraban regresando de la academia, Iruka bajo ningún motivo había dejado solo a Naruto. Tsunade le había dado un permiso especial para llevar al niño a sus trabajos bajo la condición de mantenerlo ocupado. Iruka entonces había optado por hacer que pintara, cosa que pudo notar a Naruto le gustó. Encontró encantador el brillo en sus ojitos color cielo y aquel sonrojo melocotón que lucía bonito con el yukata naranja con detalles en rojo.

Los yukatas ayudan a cubrir la esponjosa cola que había crecido de tamaño al tercer día y al parecer a Naruto le agrada más la sensación suave y de soltura que tiene en comparación a usar camisas y pantalones cortos.

Como de costumbre, Iruka carga al niño. Ese día era día de compras en el mercado, así que con el niño en brazos se dirige al lugar en donde en más de una ocasión recibe cumplidos por hacer de rol de padre adoptivo para el supuesto hijo de su amigo. De camino de regreso se topa con el ninja copia quien amablemente le pregunta si le puede ayudar a cargar las bolsas.

Naruto le sigue mirando mal, gruñendo cada que accidentalmente se acercaba al profesor, sin embargo, escucha a Iruka platicar con el ninja de mayor rango, lo que ocasiona que se relaje un poco, especialmente cuando le escucha reír, porque entonces baja la mirada hacia él y le deposita un beso en su frente.

Al llegar a su departamento, Iruka baja al niño para que pueda jugar e invita a Kakashi a comer. En la cocina, el jōnin se relaja. Sabe que Naruto sigue alerta con él, pero al parecer, eso no es impedimento para que el niño corretee por el departamento como viene haciendo todos los días cuando Iruka cocina. Kakashi sonríe para sí, realmente admira a Iruka por hacer todo aquel trabajo sin molestia o dificultad, se nota que ambos se han acostumbrado en ese poco tiempo. Hablando de Iruka, el jōnin le mira desde su asiento, Iruka luce tranquilo mientras corta las verduras, desea ayudarle y una punzada en su pecho le hace levantarse para preguntarle.

El silencio que comparten se ve interrumpido por la risa de Iruka, se ha reído porque Naruto ha aparecido con uno de sus chalecos puesto, Kakashi ahora entiende porqué de un momento para otro había dejado de escuchar los correteos del niño. Mira a Naruto y luego a Iruka quien camina hacía el menor y lo abraza aun riendo, le deposita un beso en su frente y lo carga por unos breves momentos. Su corazón late con fuerza. Él desea ser parte de ello. Sigue cortando la carne en silencio.

—Kakashi san, ¿usted cree que Naruto regrese a su forma natural?

El ninja de mayor rango le mira, puede notar la preocupación en su voz, no le mira, ha regresado a mover la sopa. Bajo el leve silencio Iruka le mira. Esos enormes ojos color chocolate le observan junto con una mueca de preocupación, Kakashi desea abrazarlo para calmarlo porque ha visto a Azuma hacerlo con Kurenai cuando se siente insegura. En cambio, él asiente.

—Jiraya sama no debe tardar en llegar. Él es su padrino y pese a que no lo demuestre, se preocupa mucho por Naruto. Él arreglará el sello entonces Naruto volverá a la normalidad

Iruka asiente dejando caer las lágrimas que había estado conteniendo, es entonces que Kakashi se seca las manos y por primera vez, dirigido por un impulso abraza a una persona. Su corazón late con intensidad y sus mejillas arden con furia, nota a Iruka temblar bajo él y luego sus brazos enrollando su cintura abrazándolo con fuerza. Su corazón salta, tiembla, Iruka es apenas centímetros más bajo que él, pero aun así encajan a la perfección. Siente la respiración ajena en su hombro.

—¿Usted también tiene miedo de que no regrese a la normalidad?

—Sí, prometí cuidarlo.

No sabe por qué, pero Iruka aprieta el agarre, él hace lo mismo. Tiene la necesidad de acariciar su espalda, lo hace y siente el agarre relajarse. Iruka le suelta ligeramente, sus miradas se encuentran, están a centímetros de distancia, sus mejillas siguen ardiendo. El ninja copia observa esos cálidos ojos y luego aquellos labios, vuelve a mirarle a los ojos entonces su mano derecha sube a acariciar su mejilla. Iruka cierra los puños en el chaleco ajeno y cierra los ojos por el roce.

—¿Ruru?

Iruka despierta de la ensoñación mirando a Naruto parado preocupado. Sus manitas se encuentran arrugando su yukata. Mira a Kakashi quien tiene las mejillas sonrojadas con más intensidad, ha apartado su mano y mira a dirección contraria. Iruka suspira, carga en brazos a Naruto y apaga la estufa.

—Ya está la comida cariño, ve a lavarte las manos

Lo baja y el niño con pasos inseguros sale de la cocina.

—Vendré cuando Naruto termine de comer

Iruka lo toma de la mano. No le mira, pero le pide que se quede a acompañar. Kakashi acepta, aún con miedo entrelaza sus manos. Iruka alza la mirada con una sonrisa. El jōnin acaricia su mejilla de nueva cuenta y luego junta sus frentes. Escuchan al crío regresar entonces se separan.

La comida transcurre en silencio. Naruto observa diferente al ninja jōnin, Iruka le sonríe y le da caricias logrando que se relaje. Cuando la comida se gasta es cuando el chūnin debe lidiar con el niño.

Ahora, Naruto aún con desconfianza toma la mano de Kakashi para irse. Iruka se levanta y sonríe enternecido. El ninja copia le observa en silencio deseoso de recibir los mismos mimos. Tal parece que el propietario del departamento le lee la mente porque entonces le acaricia la mejilla sonriéndole también. Kakashi se sonroja ligeramente, siente danzar a su corazón y un impulso de abrazarlo, pero se abstiene.

—Lo traeré sano y salvo

Iruka asiente y lo último que ve es a Naruto caminando de la mano con Kakashi Hatake, quien tiene que encorvarse ligeramente para que el niño no se sienta incómodo al caminar.

Misión, ¿peculiar? ᵏᵃᵏᵃⁱʳᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora