Habían pasado apenas una semana luego de todo lo sucedido, Neil siempre mandaba a su hombres a vigilar a Shaun, día y noche, cuando iba de camino al trabajo, cuando salía, incluso en sus días libres que casi nunca salía de su hogar. Quien se atreviera a tocarle un solo dedo, sus hombres sabían que debían atacar para protegerlo. Neil tuvo la grandiosa idea de comenzar a dejarle regalos y detalles a la puerta de su hogar, para ir conquistándole poco a poco. Era por la mañana y ya el menor se encontraba listo para ir al trabajo, pero entonces el timbre de su departamento sonó, se le hizo extraño pues no esperaba a nadie, en ello al abrir la puerta no se topó con nadie. Pero al instante de mirar al suelo, encontró un hermoso ramo de flores, se trataba de unas rosas de color azul pastel.. extrañado, se dió cuenta que había una especie de etiqueta, al mirar, decía lo siguiente; "Un hermoso ramo para un hermoso chico como tú, —N.M." De inmediato pensó que seguramente se habían equivocado, miró a su al rededor y no vió a nadie más, no podía aceptar unas flores que ni sabía de quien era, además que se la pasaba día y noche trabajando, terminarían marchitas en cuestión de segundos, le quitó la etiqueta y lo botó a la basura. Saliendo del edificio, caminando con las flores, se topó con una señora mayor que estaba sentada en un banco sola, mientras le daba de comer algunas aves del lugar, amablemente se acercó. "H-hola.. disculpe.. t-tenga estás flores.. yo n-no las podré c-cuidar" La señora le regaló una gran sonrisa y con delicadeza tomó las flores. "Oh joven.. se lo agradezco demasiado.. hace tantos años que no recibo flores.. prometo cuidarlas.." Shaun satisfecho, simplemente continuó su camino al hospital.A lo lejos los hombres de Neil, se percataron de la situación, enviando un mensaje informándole de todo lo sucedido. "Así que regalando las flores.. eres un chico raro.." Comentó un poco enojado, ¿como era eso posible? siempre que le regalaba flores a un chico o una chica se volvían locas, pero sin embargo no se rindió. Al día siguiente Neil mandó de regalo una caja con ropa de marca de Chanel. El menor se encontraba haciendo la misma rutina, y nuevamente el timbre de su departamento fue tocado, se acercó a la puerta y abrió, otra vez no había nadie, entonces miró abajo.. tomó la caja y cerró la puerta, había una pequeña nota y la abrió y decía lo siguiente; "Hola mi chico guapo, espero te guste la ropa, quisiera verte con ella puesta, —N.M." Botó a la basura la nota, abrió la caja y efectivamente, se trataba de una ropa, pero sabía lo caro que podía costar si se trataba de esa marca, no podía aceptar eso, además, ¿por que gastar en ropa de marcas? cuando puedes conseguir ropa mejor, barata y más bonita. Tal vez alguien del hospital lo iba a querer, por lo que salió junto a la caja y se dirigió al hospital tranquilamente. Al llegar, acomodó sus cosas en el casillero, excepto la caja. Miró a su al rededor y se acercó a uno de sus compañeros que se llamaba Tobias. "Hola.. uhm.. o-oye.. ¿quisieras e-esto? apareció e-en mi puerta esta m-mañana.. pero yo no l-lo quiero ni n-necesito" Tobias miró curioso y abrió los ojos, ni ahorrando todo su salario podría comprarse eso "¿Estás bromeando verdad? ¡Por su puesto! siempre he querido comprarme algo de ahí, gracias!" Este agarró la caja y se fue emocionado a guardarla. Las horas pasaron lento, pero por fin salió del trabajo, lo único que quería era irse a dormir, en ese momento Tobias lo alcanzó con la caja. "Oye Shaun, antes de que te vayas, gracias, me quedó perfecto la ropa.. la voy a utilizar mañana en mi cita con mi novia" El de pelo castaño simplemente asintió. "No es nada.. que t-te vaya bien" Y finalmente comenzó su camino hacía su casa. Otra vez Neil fue notificado con la situación. "¿Que carajo? ¿¡Otra vez!? todas y todos se vuelven más fáciles que la tabla del uno cuando les regalo estas cosas"
Así continuó las semanas, regalos que dejaba, regalos que Shaun regalaba a alguien que quería o necesitaba, ya el menor se estaba cansando, y la próxima vez, estaría más temprano en la puerta para agarrar a la persona que dejaba esos regalos caros y finos. No los necesitaba ni quería, y mucho menos cuando ni sabía de quien se trataba, la única pista que tenía eran aquellos iniciales, pero no ayudaba tampoco. Fue entonces que ejecutó su plan, se despertó antes y se preparó rápidamente, entonces se quedó esperando pacientemente a que el timbre fuera tocado. Y fue así, al escuchar el timbre, abrió la puerta y se encontró con un hombre dejando unas bolsas de regalos. "¿Q-quien eres y porque d-dejas esos r-regalos?" En ese instante aquel sujeto maldijo en su mente, pero simplemente recitó algunas palabras. "Solo sigo órdenes de mi Jefe, esos regalos son de parte de él, permiso" Aquel hombre salió corriendo de inmediato, este no tuvo ni tiempo de decir algo más, frustrado agarró los regalos y salió del edificio, al primer basurero que encontró dejó los regalos, era demasiado para él.
Neil casi manda a matar al sujeto que estaba a cargo de dejar los regalos por ser descubierto, pero sin más aguantó su ira, esto era la primera vez que sucedía, ¿porque no se moría por esos regalos? cuando cualquiera en su lugar estaría pidiendo incluso más regalos. Soltó un suspiro pesado y entonces pensó para su próximo estrategia, los regalos no estaban funcionando, pero algo debía de funcionar, nadie podía resistirse a los regalos ni a él, lo que quería y deseaba, siempre lo obtenía. Él era poderoso, tenía dinero, de todo, tarde o temprano aquel chico caería y se lo iba a follar, de tan solo pensar tenerlo bajo suyo gimiendo su nombre le hizo sonreír ladinamente. Todos caen.. ¿verdad?
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My Dulcinea.
RomanceEn un hospital pequeño pero bullicioso, el residente Shaun Murphy se encuentra con un nuevo paciente inesperado: Neil Meléndez, un mafioso herido. A pesar de sus antecedentes poco convencionales, Shaun atiende a Neil con profesionalismo y dedicación...