Capítulo 2.

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-- ¿Por qué esa cara amargada?

Frunzo el ceño cruzándome de brazos.

-- ¿No te gustó pasear por Seul? -- mamá levanta una ceja sospechando -- Pensé que te hacía ilusión.

Suspiro para relajar mi semblante, será mejor que no descubra lo que pasó hoy.

-- Digamos que dos perros me molestaron un poco hoy -- respondo recordando ambos chicos.

Un pelirrojo estúpido y un rubio sin modales, el mejor duo de vecinos.

-- Bueno, son animales, no tienes que amargarte por eso.

Me río por la respuesta de mi madre, si supiera que son personas no los trataría de animales.

-- Sí, sí, tienes razón mamá.

-- Así estás mejor -- mamá me pellizca una mejilla suavemente -- Sonriendo eres más bonita de lo que eres.

-- Lo sé, soy todo un encanto ¿No? -- respondo con arrogancia.

-- Pero también está bien ser un poco más humildes -- apretar un poco haciendo que mi expresión cambie por una de dolor.

-- ¡Sí, sí, perdón mamá!

Mamá por fin me suelta, con algo de molestia me sobo la mejilla que fue víctima de mi madre.

-- ¡Oh! Por cierto está noche no estaré en casa.

-- ¿Eh?

Dejo de lado el dolor para ver a mi madre sin comprenderla.

-- ¿Por qué no estarás?

-- Me voy a la casa de tu abuela pero no te preocupes que volveré mañana por la tarde.

Mamá me da una caricia en la cabeza de manera cariñosa, yo cierro los ojos disfrutando del toque.

Relajándome cada vez más.

-- Puedo confiar en tí ¿Verdad?

Asiento con la cabeza, supongo que tengo que comportarme de manera madura.

-- Necesito que te comportes bien, no quiero venir y llevarme una decepción de tu parte.

Asiento con la cabeza, tiene razón en todo.

Nada de hacer tonterías.

-- Sí mamá, nada de travesuras.






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Esos suaves labios devoran los míos con mucha necesidad.

Algo desesperada agarro su camisa para estar más cerca de lo que ya estábamos.

Sus manos recorren por toda mi cintura y espalda, de vez en cuanto baja las manos más de lo debido.

Nos separamos para recuperar el aliento.

-- ¿Dónde está tu casa, linda? -- preguntó entre suspiros.

Aun con la respiración agitada señaló el lugar.

Sin perder el tiempo me lanzo a besar su cuello, este siguió con las caracias mientras nos guia hacia mi casa pero en un momento para otro se detiene.

Dejo de besarlo para verlo, tiene la mirada distraída por lo cual volteo para ver hacia donde mira.

-- ¿Quién es ese? -- pregunta confundido.

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