Capítulo 3.

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Suspiro disfrutando del ambiente que hay.

-- Nada mejor que ir de compras.

De compras en un día soleado, todo es perfecto hoy.

Miro con cuidado la ropa que hay, sinceramente me gustaría llevarme todo lo que hay pero mi madre me dió el dinero justo para comprarme poquita.

Hice un puchero triste por aquello pero luego sacudí mi cabeza para dejar de lado los pensamientos negativos.

De compras en Seul, nada mejor que eso.

Si estuviera en contacto con mis amigas, estarían como locas.

Pero ya no tengo el número de ellas...

No importa.

-- Oye perdona ¿Puedo pasar?

Pregunto al ver cómo un hombre calvo y gigante me tapa el camino, este se voltea a verme y si soy sincera da bastante miedo.

-- Sí, perdona -- se aparta dejando algo de paso.

Yo agradezco en voz baja.

Me apresuro un poco para evitar estar cerca de ese hombre terrorífico.

Creo que me mataría solo por respirar.

Mi plan era seguir caminando disfrutando de Seul pero mis lindos ojos vieron algo horrendo de ver.

¡Era Goo!

¡Goo y un pelinegro!

Mierda, tengo que irme antes de que me vean y me estropeen el día.

De manera disimulada me giro hacia el otro lado de la calle para seguir caminando.

Disimulo que todo está normal y que no hay ningún problema, tal vez de esta forma ellos no se acercan.

Ya saben el dicho, si no los veo no me ven.

-- ¡Doña patadas! ¡¿A donde crees que vas?!

Ay no, el dicho se equivocó.

Me hago la sorda y sigo caminando fingiendo que son desconocidos.

-- ¡¿Otra vez ignorando me?! -- gritó aún lejos de mí.

Madre mía ¿Acaso no sabe lo que es la vergüenza?

Maldito loco.

Tranquila _____, solo ignóralo y tu día seguirá perfecto.

-- Porfin te alcancé -- me agarra del brazo haciendo que me detenga -- ¿Me estabas ignorando o realmente eres sorda?

Se me tensa todo el cuerpo al sentir su tacto y un pequeño tic me llega al ojo izquierdo.

-- ¡Claro que lo estaba haciendo! ¿Acaso no tienes vergüenza! -- exclamo enojada.

-- Eso es algo que perdió hace mucho -- responde el pelinegro desinteresado.

Bastante guapo la verdad pero si es amigo de esta cabecita rubia molesta significa que debe ser igual.

Vuelvo a dirigir mi mirada a Goo quién está sonriendo.

-- ¿Ahora que quieres? -- pregunto fastidiada.

-- ¡Ay, eres todo un encanto! -- exclamó con sarcasmo -- Solo quería presentarte a Gun.

Goo tiró de mi brazo para ponerme al frente de ese tal Gun y detrás mío Goo.

Prácticamente estoy en el medio de ambos chicos.

-- Ella es nuestra nueva vecina -- Goo coloca sus manos en mi hombro -- No es nada agradable, tiene las hormonas muy pa' arriba y da patadas por todo.

•★𝐉𝐔𝐆𝐀𝐍𝐃𝐎★•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora