Capítulo 15.

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La tarde llegó y mis nervios también llegaron.

-- Llevas las llaves ¿Verdad?

-- Sí mamá -- aseguro mientras reviso mi bolso.

-- ¿Y dinero?

-- También -- miro mi monedero comprobando que llevo la cantidad exacta para todo.

-- Mírate una vez más en el espejo.

-- Sí, tienes razón.

Con rapidez me acerco al espejo más cercano para verme por completo.

Reviso que mi vestimenta esté perfecta, que ningún mechón de pelo este en un lugar incorrecto y que mi maquillaje esté bien.

-- Todo bien -- aseguro mientras busco alguna imperfección.

Mamá me abraza por detrás mientras ve mi imagen en el espejo con orgullo.

-- Estás completamente hermosa, cariño.

-- Lo se~

Se me hace raro que mamá no me reproche por mí poca humildad, ella solamente se dedica a reírse.

-- Nunca creí verte enamorada -- murmura con los brazos cruzados y analizando me -- Pensé que el romance no era lo tuyo, tenía miedo que tú vida solo sea contacto físico y ya.

Me sonrojo un poco de la vergüenza al ver que mamá siempre supo de mis encuentros sexuales con otros chicos.

Para hacerme la que no está muerta de la vergüenza finjo que estoy dándome retoques.

-- Supongo que en algún momento alguien tenía que sacar este lado de mí.

-- Sí y me alegra que ese alguien sea James.

Suspiro como idiota al recordar a cierto pelirrojo.

¿James está invitándome a cenar? ¿Estamos hablando del mismo James?

Exacto señoras y señores, hoy les informo que mi loco vecino me está invitando a salir a cenar.

Prácticamente una cita.

¡Ay por dios! ¡Qué emoción!

Mi yo de atrás no se lo hubiese imaginado, es decir, antes me caía mal.

Pero por arte de magia me empezó a gustar, no sé cómo, ni cuando pero mi corazón acelera de manera exagerada si se trata de él.

Debo de confesar que desde que admití mis sentimientos hacia James todo es más fácil.

Estaba en una fase de negación.

-- Uy esa cara -- mamá se empieza a reír -- Te tiene comiendo de la palma de su mano.

Pongo los ojos en blanco con la burla de mi madre, no es gracioso cuando se trata de mí.

El repentino golpe de la puerta hace que ambas nos sorprendamos.

-- ¡Es él! -- grito con emoción, me acerco a mi mamá para abrazarla y despedirme -- ¡Adiós, te quiero!

-- ¡Cuidate mucho!

Con rapidez me acerco a la puerta, suspiro para relajar mis nervios y fingir tranquilad.

-- Hola James.

-- No te hagas, te escuché gritar -- me acusa con su paleta mientras sonríe.

Se me tiñen las mejillas de rojo y un tic me llega por la molestia.

-- ¿Nos vamos o nos quedamos? -- pregunto mientras frunzo el ceño.

-- Claro, linda.

Linda.

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