Capítulo 3

4.9K 655 18
                                    

Después de una semana de dejar que el niño se instalara en su nuevo hogar, Narcissa pensó que lo mejor sería iniciar la amistad entre él y su hijo. Decidió almorzar sentada con su hermana, dejando que los nenes jugaran o lo que fuera que hicieran, y discutir cuáles eran sus planes.

Lucius le había dado una copia del contrato que su señor le había hecho redactar y pedía mucho. Unas notas tan altas en tantas asignaturas era una proeza para cualquier estudiante de magia, pero su Señor quería esas cosas y esperaría hasta que el chico fuera digno. Si le llevaba hasta los 30 años conseguir lo que necesitaba, entonces ese sería el tiempo que le llevaría. A ella le parecía que él no mostraba ningún interés en querer casarse y que lo aplazaba todo lo que podía. Un ocio que casi deseaba para sí misma cuando se trató de su compromiso años atrás.

Despejó su mente de sus inquietantes pensamientos con practicada facilidad, pensando únicamente en lo que quería discutir durante el almuerzo mientras apoyaba a su hijo en la cadera. Lo más importante era saber su nombre, ya que Lucius no había pensado que a ella le importara llamar a su sobrino por su nombre. Él no pensaba mantener una conversación con el niño, así que ¿por qué se le pasaría por la cabeza que ella lo hiciera? De nuevo, detuvo sus desagradables pensamientos y continuó su camino hacia la chimenea.

Su hermana estaba jugando con su nuevo hijo, dejándole construir una torre de bloques antes de derribarlos y compartir una risita para que pudieran intercambiar sus lugares. Bellatrix aplaudió a "Hadrian" cuando el niño derribó su torre con magia. Narcissa sonrió aliviada, salvándose de la vergüenza de tener que preguntarle su nombre.

-Cissy, me alegro mucho de que estés aquí-. Bellatrix rió, con un nuevo brillo en su sonrisa. -Dejemos que los chicos jueguen mientras tenemos una buena charla-.

La rubia obligó a su hermana, dejando a Draco en la alfombra de juegos para que pudiera mirar cautelosamente a Hadrian antes de que el niño se acercara para dar un bloque. Su hijo cogió el bloque, riéndose mientras se transformaba en un osito de peluche y abrazaba a su nuevo amigo. Bellatrix le explicó que su marido había encantado unos cuantos juguetes para que se transformaran en lo que su poseedor quisiera para jugar, así tenía lo que quería y ahorraba espacio.

-Debo decir que estás radiante Bella. La maternidad te sienta bien-.

-Sé que sólo hace una semana que es mi hijo, pero ya lo quiero mucho-, sonrió. -Es tan mono y hace las cosas más divertidas. No para de esconder la varita de Rodophlus-.

Las hermanas compartieron una carcajada y escucharon las risitas de sus hijos. Los chicos habían pasado a jugar con un par de muñecos de aspecto vudú, Draco le cortaba el pelo y le daba un cambio de imagen mientras Hadrian le arrancaba un ojo de botón y empezaba a mordisquearlo. El comentario se escapó antes de que a Nacrissa se le ocurriera detenerlo al notar lo mucho que se parecía Hadrian a su madre. Su hermana se volvió hacia ella con una sonrisa muy orgullosa.

-Así que, espero que no te importe que Lucius me enseñara una copia de ese contrato-. Ella frunció el ceño -¿Cómo piensas enseñarle todo eso, sin que ahora sea mayor que nosotros antes de casarse?-.

-Bueno, acordamos educarle en casa. Significa que puede dedicar más tiempo a estudiar, y su tiempo libre se convierte en las habilidades que aprenderá por sí mismo. Pero aún le queda mucho por aprender. Rodolphus parece creer que empezar pronto le ayudará, y estoy tentada de darle la razón. Está pidiendo al Ministerio que nos deje educar en casa a partir de su noveno cumpleaños. Pero lee mucho y mejor de lo que debería, así que no nos preocupa demasiado-.

-Supongo que la lectura es una habilidad, puede que cuente para forjar su carácter-, reflexionó Narcissa. -Si lo usas como su tiempo libre, sugeriría algo creativo. Música, arte, escritura, ese tipo de cosas-.

CONSORT SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora