Capítulo 9

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-¿Dar la vuelta?- preguntó Hadrian, -¿Va a ser algo diferente?-.

Su señor rió por lo bajo en su oído. Antes había sido un siseo con malas intenciones, normalmente cuando alguien merecía un castigo. Sin embargo, ahora no sonaba extraño. Era una risita ordinaria, baja y ligera, en un tono profundo que cabría esperar de un hombre mayor. Y, a pesar de la cara monstruosa, eso es lo que estaba de pie detrás de él con una mano alrededor de su cuello.

-¿No suena diferente mi voz, joven Harry?-.

Hadrian se sonrojó, -sí, mi señor. Más grave, con menos acento sibilante. También es un poco... más sexy-.

-Cuando el mundo se desmoronó y el Ministerio se rindió ante mí, les dije que tenía un sobrino que se llamaría Overlord. Naturalmente, era mentira, no dejaría que alguien me arrebatara el control de esa manera y no tengo ningún sobrino. Pero una nueva cara bonita y menos antecedentes asesinos eran ideales. Así que me convertí en Marvolo Slytherin. Los mortífagos del círculo íntimo saben la verdad, han visto lo que ahora le mostraré. Yo mantengo la pretensión para aquellos indignos.

Ahora, sé el buen chico que sé que eres y haz lo que se te dice-, soltó su cuello, y Hadrian sintió que su calor retrocedía. -Date la vuelta y contempla el rostro de tu marido. No volveré a pedírtelo-.

Hadrian respiró hondo para tranquilizarse, y lo hizo con dificultad. Pero no quería disgustar a su señor sólo por los nervios, las consecuencias no merecían la pena. Así que, con los ojos cerrados, Hadrian se volvió hacia él. Respiró hondo y soltó el aire. Luego repitió la acción, aún incapaz de abrir los ojos. ¿Por qué estaba tan nervioso? No era él quien estaba a punto de revelar un secreto largamente guardado y tan en secreto que no estaba seguro de que Draco lo supiera. Y su primo lo sabía todo.

-Lo siento, mi señor. No sé por qué estoy tan nervioso. Mis ojos no...-

Un dedo se dibujó sobre sus párpados y le ahuecó la mandíbula. Hadrian hizo todo lo posible por no jadear cuando la magia le hormigueó en la piel, el calor se acumuló en su estómago y todos los nervios de su cuerpo se pusieron en alerta. La orden de abrir los ojos llegó como un susurro.

-Hazlo ahora o no te besaré, por mucho que lo desee-.

-¿Quieres besarme?-.

-Claro que quiero. Eres mi prometido, he querido reclamarte desde que saliste de esa chimenea. Después de esa canción, creo que podrías disfrutarlo. Si alguna vez abres esos impresionantes ojos verdes-.

Aquello fue la gota que colmó el vaso para Hadrian. Al oír aquella seductora oferta de aquella voz sensual, el deseo se le enroscó demasiado en el estómago. Su señor debía tener claro cuánto deseaba ser reclamado y, para conseguir lo que quería, tenía que abrir los ojos. Ver la verdadera forma de su marido, un hombre capaz de males indecibles pero alguien de quien sabía que podría estar enamorado de cualquier manera. Tenía que bajar su última defensa y ver la "nueva cara bonita" que desmoronaría su última resolución. Así que abrió los ojos.

Los dedos en su mandíbula inclinaron su cabeza, forzándole a mirar directamente a la vista que había estado evitando. Su señor era guapísimo. Rasgos fuertes, angulosos como los de la realeza, cubiertos por una piel pálida de aspecto más saludable. Sus ojos brillaban con el mismo rojo, pero con un tono de suficiencia tan diferente que hacía juego con la curva de suficiencia de sus labios. Los labios dulces, rosados como el polvo, besables. La mano de Hadrian se levantó instintivamente para ver si su cabello castaño peinado era tan suave como parecía. Pero entonces se congeló, con el brazo en alto. No tenía permiso para tocarlo.

-Puedes tocarme, Hadrian. Si yo puedo hacer lo mismo-.

Hadrian frunció el ceño -Sigues siendo mi señor, prometido o no. Puedes hacer lo que quieras conmigo-.

El Señor Oscuro sonrió -Aunque eso sea cierto, no es lo que te pido. Te pregunto si quieres que te toque-.

Lestrange siempre pensó que las acciones hablaban más alto que las palabras. Cogio la mano que su Señor tenia a su lado y le dio un beso en la palma, apoyandola contra su mejilla. Le miro a traves de las pestañas, disfrutando del nuevo brillo de deseo en unos ojos de un rojo intenso. La súplica salió de unos labios jóvenes antes de que Harry pudiera detenerla; por favor, bésame ahora. Casi no esperaba que le concedieran su petición, el Señor Tenebroso no hacía nada por los demás y hacía todo lo contrario para demostrar lo contrario. Pero entonces sus labios se unieron y Hadrian no pudo concentrarse en nada más.

Con los dedos entrelazados en el pelo y el pecho apretado contra el otro, Hadrian se aferró a su prometido con todas sus fuerzas. Su magia se desbordó, perdió el control y sus emociones se desbocaron. Sintió el roce de la magia con la suya y se estremeció. Entonces todo terminó. No se estaban besando, la magia oscura a su alrededor se desvaneció y el calor corporal también. Voldemort estaba al otro lado de la habitación.

-Parece que no soy el único que tiene lapsus de juicio-. Se rió entre dientes, -para ser un matrimonio arreglado, ciertamente siento una profunda conexión. Deberías irte a casa antes de que te robe la castidad, no estaría bien llegar a las manos antes de la boda-.

-Bueno, ¿cuándo podemos casarnos? Aún sólo tengo quince años, pasarán años, ¿no?-. Hadrian frunció el ceño, -después de un beso así, ¿quieres esperar años para tocarme?-.

Era estúpido. Infantil, estúpido y patético, pero Hadrian ya no quería estar allí. Intentó pasar corriendo junto a Voldemort, pero fue agarrado por el brazo y mantenido en su sitio. El otro hombre se inclinó para hablar en voz baja al oído de Harry, la voz baja que usaba cuando la ira le hervía por dentro. Le recordó que la Comunidad de Magos tenía una ley que permitía el matrimonio a los dieciséis años, cuando los padres firmaban el consentimiento de que la pareja era buena y algo que su hijo realmente deseaba. Así que si estaban esperando años, era porque Hadrian no había aprobado sus N.E.W.T.

-Así que creo que le debes una disculpa a tu futuro marido por reaccionar tan dramáticamente y pensar tan bajo de él-. Su apretón se hizo más fuerte.

-Lo siento-, dijo Harry. -No porque estés usando tu voz amenazadora o agarrando mi brazo. Porque sé que estoy siendo inmaduro. Es sólo que después de un beso tan bueno, y la sensación de sentir nuestra magia juntos, quiero esto. No sé nada de amor ni de ninguna de las mierdas románticas que espero tener con el tiempo, pero saber que tenemos esta pasión me excita. Quiero casarme contigo y ver hasta dónde llega esto, y prefiero hacerlo cuanto antes. Mientras aún sea joven y pienses que soy guapo-.

Su señor se rió, -Harry, tengo más de 70 años. Tengo formas de mantenerte joven si ese es tu temor. El acuerdo siempre fue casarnos cuando terminaras tus N.E.W.T., así que termínalos para el año que viene y nos casaremos lo antes posible-.

-Reto aceptado-.

CONSORT SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora