¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Niña baja los pies, es caoba importada —me regaña mi padre—. Debiste irte a la casa. Es muy tarde.
Me incorporo, cerrando el libro que estoy leyendo y lo dejo aún lado.
—Me gusta hacerte compañía mientras trabajas —respondo—. Me encanta el aroma de tu chocolate. Sin duda es el mejor papá.
—Oh cariño. Tu eres mi inspiración —me confiesa—. Por ti, he logrado todo esto —abre las manos al aire.
Me levantó y caminó hacia el.
—Que orgulloso ser la hija del más grande chocolatero, un honor Señor Lewis —tomó las puntas de mi vestido y le hago una reverencia. Escucho su risa.
Hemos sido mi padre y yo, desde que nací. No conocí a mi madre pero tengo retratos de ella y era tan hermosa, de ella heredé el color de cabello y mi padre los ojos azules.
El sonido de un vidrio romperse y caer al suelo, nos alerta. Papá abre un cajón y saca un arma, revisa que esté cargada y va directo a la puerta.
—No papá —le pido, con miedo.
Levanta unos centímetros la cortina y mira. Puedo sentir los latidos de mi corazón en los oídos, los dedos me tiemblan al igual que las piernas.
—Penny debajo de la mesa ahora —me ordena, pero no me muevo—. Date prisa.
Se regresa hacia mí y ambos nos escondemos bajo su escritorio. Al primer golpe en la puerta me cubre la boca con su mano para que no grite.
—¡Sé que estás aquí Arthur! —grita alguien desde afuera—. ¡Solo entregamos lo que buscamos y nadie saldrá herido!.
Los golpes siguen, quieren echar la puerta abajo.
—Será mejor que salgas oh iremos tras esa semilla tuya llamada Penélope —advierte, una voz diferente. Quiero gritar, llorar, estoy entrando en pánico—. Debo confesar que siempre me fantasie con una pelirroja.
Papá intenta salir pero lo tomó del brazo con fuerza. Toma mi rostro con ambas manos y dejá un beso sobre mi frente.
—Debes prometerme que te cuidarás y no dejaras de ser mi Penny —me pide. El miedo se apodera de mí, mientras lo escucho hablar—. Mi cereza dulce, Te amo.
El sonido de un disparo me sobresaltada y la imagen de mi padre se desvanece, siendo reemplazada por la de Noodle. Sacudo mi cabeza despertado.
—Por favor, porfavor tienes que ayudar a Willy —me ruega con desesperación. Tiene algunos hilos de sudor en su rostro y su respiración es irregular—. Necesita ayuda.
—¿En dónde está? ¿Qué pasa? —preguntó, mirando a mi alrededor, me quedé dormida mientras preparaba la cena.
—Frente a la fuente… el jefe, el jefe de la policía —toma una gran bocanada de aire—. El jefe lo detuvo. Dice que quiere darle un recado.
