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—No seas tan cobarde Penélope —me digo a mi misma. Ni siquiera he podido insertar la llave en la cerradura de la puerta y la sensación abrumadora me consume el pecho.
Respiro profundamente al menos cuatro veces antes de abrir de una vez por todas. Trato de mantenerme serena ante la oleada de recuerdos que inundan mi cabeza.
Si sientes frío Y hay mucha niebla Si las estrellas Esconden su brillo….
Juraría que es real. Qué esa niña feliz y malcriada de cabello rojizo que está frente a mí y… y que aquel hombre de ojos azules que viene entrando detrás de ella está vivo. Qué escucho su voz a unos centímetros de mi… Que es real.
Si mi princesa Perdió su castillo Jugando en la arena…
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—Papá… —me llevó ambas manos a la boca tratando de no hacer sonoro el llanto que me es imposible controlar.
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—Mira papi el príncipe me ha propuesto matrimonio y seré una princesa.
—Tendrá que vencerme en una batalla para llevarse a mi Penny.
