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—¿Cuál dijiste que era el nombre de la bebida? —preguntó, frotándome los ojos.
Todo lo veo doble. Y si un Erick es desagradable, dos es horroroso.
—Medias de Seda —me responde Erick, expulsando el humo de su tabaco, la chica sobre sus piernas tose pero a él no le importa—. ¿Quieres otro Wally?
—Dijiste que no tenía alcohol —le reprochó. Le susurra algo a la chica y ella se marcha, ahora solo somos él y yo en la mesa. Miro a mi alrededor todo está borroso.
¿Dónde están los señores Abacus y Larry?
—Es un putero, Wally. No servimos agua bendita —se burla—. Además no tomaste más de once. ¿Ya estás borracho?
¿Lo estoy?
—No —niego. Se ríe—. Jamás probé alcohol.
—No todos los pobres pueden darse ese lujo supongo.
—No se trata de un lujo… Erick. No a todos nos gusta esta clase de vida. —Los ojos me pesan, sudo y la garganta me hormiguea—. ¿Por qué tienes un lugar así?
Aplasta su tabaco con fuerza contra el cenicero, destruyendo lo que le quedaba.
—Es un buen negocio. Me da buenas ganancias —presume.
—¿A costa de ellas? —cuestiono, refiriéndome a todas las chicas—. Es un acto asqueroso.
—Soy el villano de una historia mal contada —se defiende—. Ellas están aquí porque quieren. Porque les gusta ser folladas sin compromisos, yo no las retengo. Ellas son libres de largarse cuando quieran.
—Necesitan el dinero —le digo.
—Exacto. Y yo solo las contrato, no es tan malo cuando te acostumbras —Thalia se acerca a la mesa y pone frente a mi, otra Calcetita de seda. Su sabor dulce y cremoso es engañoso—. La necesidad te hace acostumbrarte. Solo mira a Penélope, ya se acostumbró a esa vida de pordiosera.
—No-no la nombres en este lugar —le prohíbo.
—¿Por qué? ¿No te gustaría que fuera ella la que te sirviera los tragos? ¿La que fuera cariñosa contigo? ¿Meterla en tu…
—¡Cierra la boca! No promuevo la violencia pero si vuelves a tratar… tratar de insinuar algo parecido de ella, no me molestará regresar te lo que me hiciste aquella noche.
¿Lo amenace?
—Se han vuelto muy cercanos ¿No?
—No te incumbe —respondo.
—Lárgate —le ordena a Thalía quien de inmediato se levanta y se marcha—. Todo lo que tenga que ver con Penélope me incumbe.
