𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑐𝑖𝑛𝑐𝑜: 𝐵𝑒𝑡𝑡𝑦

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"You and I walk a fragile line
I have known it all this time
But I never thought I'd live to see it break
It's getting dark and it's all too quiet
And I can't trust anything now
And it's coming over you like it's all a big mistake"

Me estoy asfixiando o así se siente volver a verlo después de tantos años. Ya no quedan en el mundo ni árboles, ni plantas, ni flores y me estoy quedando sin oxígeno. El silencio de la casa retumba demasiado fuerte, las paredes se cierran poco a poco hasta que en la habitación solo hay lugar para él.

James.

James, James, James.

—¿Qué mierda? —suelta, confundido.

Voz enojada, ronca, cansada, alerta. Todavía no me ha reconocido. Solo hay una fina luz que ilumina el lugar y proviene del refrigerador abierto. Es tan tenue y débil que no llega hasta donde estamos. Da un paso hacia delante y yo doy uno hacia atrás, casi inconsciente, tengo que sostenerme del sillón que se encuentra detrás porque las piernas me tiemblan tanto que temo caerme.

Da otro paso más. Estoy temblando, mi cuerpo lo reconoce y reacciona por la expectativa. Mi corazón salta desbocado en mi pecho, estúpido, muy estúpido, él ya sabe por lo que nos hizo pasar y de igual forma reacciona así, como si lo hubiéramos estado esperando después de un largo viaje.

La luz se enciende de repente, tengo que parpadear varias veces no solo para acostumbrarme, sino para dispersar las telarañas de recuerdos que rugen, hierven y se mueven como si tuvieran vida propia.

El mundo se enfoca, él se enfoca.

James, James, James, James.

James ayudándome con mi bicicleta azul la primera vez que hablamos cuando teníamos siete años. James esperándome todas las mañanas en el porche de mi casa para acompañarme. James sentado en la playa mirando la nada mientras yo leía un libro nuevo. James jugando fútbol americano. James sonriendo cuando no lo hacía tan a menudo. James.

Pero el James que se enfrenta a mí, ahora, como si no me reconociera, con el pecho subiendo y bajando con movimientos nerviosos, con los brazos tensos al costado del cuerpo y con la mirada perdida, no es el que conocía. Aunque los ojos grises que me miran sorprendidos sean los mismos.

—¡Jesús! —rompe el silencio Jeremy, todavía tiene la mano sobre el interruptor— ¿Qué mierdas haces aquí, James?

No suena enojado, solo realmente confundido, todo el mundo sabe lo que paso, White Sand es un pueblo realmente chico y los rumores van y vienen como la corriente del río. Jeremy no solo sabe, sino que lo vivió, ya que era uno de los mejores amigos de James. No me quede el tiempo suficiente para ver si lo seguían siendo.

James no le contesta, sus ojos siguen recorriéndome, como si fuera un espejismo, después de un tiempo desvía la mirada a Jeremy, yo no tengo la fuerza para hacer lo mismo, sigo observándolo; está un poco más alto y ya no tiene la piel con el bronceado característico de los locales, más allá, físicamente se encuentra igual, aunque hay algo diferente que no logro reconocer.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —contesta, parece que tiene algo atorado en la garganta.

Frunzo el ceño y desprendo la mirada de él. ¿Qué hago en la casa de mis padres, en serio pregunta eso? Me alejo del sillón y camino hacia Taylor, que Jeremy en algún momento dejo sentada en una silla, mira toda la escena de forma adormilada. No creo que haya conectado quien es el chico, más que todo porque lleva varios shots de tequila arriba y no podría reconocer ni a su abuelo. Coloco una mano en su hombro para llamarle la atención y ella mira hacia arriba.

𝘛𝘩𝘦 𝑡𝑟𝑎𝑔𝑖𝑐 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘴𝘵𝘰𝘳𝘺 𝘰𝘧 𝘉𝘦𝘵𝘵𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora