— ¿Es en serio, Andy?
— Sí... Entendía que estuviera tratando de alejarme de ti, es muy celoso, pero, ¿venderme a él? Eso fue demasiado...
— Lo bueno es que comprendió su error, fue honesto y trató de arreglarlo, ahí demostró que supo entender que te hacía daño.
— Igual, eso no quita el hecho de que aceptó venderme.
— Andy, seré directo, ¿quieres a Carlos?
— Sí, pero desde lo que me dijo ya no sé que pensar.
— ¿Lo extrañas? Digo, por lo que me dijiste han sido mejores amigos desde siempre, él sabe todo de ti y tú de él, nunca se negó a apoyarte en tus locuras, guardó tu secreto sobre Sevilla y se ha mostrado atento, amable y respetuoso ante ti.
— Mierda, me pones las cosas muy difíciles...
— Algodoncito, sé que sigues en shock, pero debes de comprender su parte, entiendo que no es lo más ético ni moral, pero el amor no siempre nos hace actuar de la manera correcta.
— Eso es mentira, el amor siempre busca la respuesta más acertada y buena.
— Andrés, por más que todos lo queramos no es así. Por ejemplo, a mí me tienen prohibido hablarte y viceversa, pero aún así ignoramos las normas que nos establecieron y tenemos nuestras salidas.
— Lo nuestro es diferente.
— Todo es diferente si no quieres entenderlo.
— Es que me siento extraño. Él sabía lo que me hacía Sevilla, sabía como me siento, los problemas que tengo, mis secretos más oscuros, prácticamente conoce toda mi vida y el saber que a pesar de haberle tenido toda la confianza del mundo haya hecho esto me hace sentir... Agh, es que no hay palabras...
— Por lo que me dices tengo el pensamiento de que estás enojado con él, pero no al punto de odiarlo, ese cariño que tardaste años en darle no puede borrarse, al menos no todo.
— Siento que estás tratando de justificarlo...
— No es así, solo que Carlos me dijo algo y en sus palabras se escuchaba el aprecio y amor que tenía y tiene hacia ti. Además, escucharte a ti también me hizo darme cuenta de que los dos se quieren mucho, no pueden odiarse por más que lo intenten.
— Pues lo intentaré con más fuerza.
— Así no funcionan las cosas, lindo.
— Haré que funcionen a mi manera.
— Lo único que quiero es que no malgastes tu tiempo odiando a alguien, digo, ¿por qué merece una parte en tu mente que se encargue de ver todos sus defectos y lo que te hizo? Está bien que no quieras verlo, pero no le des más vueltas al asunto tratando de odiarlo, solo déjalo ir si es lo que deseas.
— Eres muy filosofal, ¿seguro que no quieres ser psicólogo?
— Siéntete especial, solo tú me has escuchado hablando así.
— Es mentira, siempre lo haces. Por eso le caíste bien a mi mamá. Le gustó que hablaras de una manera formal, calmada y coherente.
— Volviendo al tema, no lo odies, solo ignoralo, que te importe poco lo que haga con su vida si no quieres volver a verlo, pero si eres capaz de perdonar el que te haya pisoteado como persona estás en todo tu derecho de volver a entablar su amistad.
— ¿Y tú me apoyarás en cualquiera de las dos?
— Yo te apoyaré en todo lo que quieras, porque no podría darle la contraria a estos ojitos tan bellos.
Dejó un beso en la mano derecha del castaño.
— Y mucho menos a esos rulitos de algodón que tienes.
Repitió su acción anterior, únicamente cambiando el lugar del beso a la cabellera del menor.
— Hablando de rulos, tú tienes uno.
Palabras: 614
Me gusta escribir sobre personas con rulitos, pero personalmente no me gustan los rulos xD
●Akira●
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Rulos • Spartor
Fanfic"Aunque suene extraño, cuando uno está enamorado el cabello tiende a formar ligeros rulos u ondas" ─ Uy, sí y yo no soy virgen. Dijo el pelirrojo sin darse cuenta de un rulo en su lacia cabellera. ●Capítulos Cortos ●Contenido Homosexual y Heterosexu...