𝐌𝐀𝐊𝐈 𝐀𝐍𝐃 𝐌𝐀𝐈

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“Satoru sabe que no podemos obligar a Megumi a tomar un puesto que no quiere. Aún así, no puedo evitar preocuparme cada vez que visita el clan. No me culpes, ¿eh?”

Himari

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Los perros divinos de Megumi paseaban por toda la casa y ahora que han pasado algunos meses, a Himari ya no le causa tanto conflicto verlos como casi mascotas.

—¿Es completamente necesario esto? —le pregunta a Satoru.

—Es sólo una visita de rutina, como para que los viejos no quieran armar una guerra creyendo que su heredero no está bien —le contesta Gojo y Himari no puede evitar fruncir el ceño—. Y sí, sé que él aquí no es el siguiente jefe del clan Zen’in. Sé que es sólo tu bebé, pero hay cosas que se deben hacer... como visitar a esos viejos.

—Bien, bien. No buscaba ser sermoneada, Satoru —ella sonríe mientras rueda los ojos—. Sólo trae a mi bebé de vuelta a casa, ¿sí?

—El niño de mamá estará en casa antes de la cena.

—Hablando de los niños —Himari le acomoda la chaqueta—. Tsumiki y yo vamos a hacer galletitas. Ella quiere decorarlas contigo, así que no tardes. Dejas que esos dementes vean a nuestro niño y luego regresan.

—Sí, señora —Satoru rueda los ojos con algo de gracia.

Le da un último beso antes de tomar al niño de la mano y salir de casa. Megumi sabe que de alguna forma era el siguiente al mando, pero no le interesaba. Era sólo un niño y era un niño que estaba siendo educado como tal.

—Papá —murmura Megumi sin mirar a Satoru. Su vista estaba puesta en la ciudad cubierta de blanca nieve.

—¿Uhm?

—No quiero ser el jefe de nada —le dice en voz baja—. Ni siquiera me gusta visitar a esos señores, me aburre.

—Lo sé, erizo. Y si te sirve de consuelo, a tu madre tampoco le agrada que te traiga, pero lo entiende. Es sólo una visita para que ellos sepan que estás bien.

—Pero estoy bien —el niño bufa—. Si estoy con mamá y contigo, estoy bien.

—Es la última visita del año, lo prometo.

—No voy a esconder a los perros —el niño anuncia—. Voy a esperar con ellos a que salgas, papá.

Satoru sólo ríe y asiente con la cabeza.

Megumi debe admitir que la casa del Clan Zen’in luce bonita con toda la nieve del frío invierno encima. Caminan en silencio, con los perros al lado de Megumi.

—Espera aquí, ¿sí? —Gojo peina un poco el cabello del niño—. Hablo un poco con ellos y nos vamos.

—Sí, papá.

—Buen niño.

Gojo entra en la sala de reuniones de la casa y la puerta se cierra detrás de él. Megumi sólo observa por dónde se ha ido hace algunos segundos y después balancea sus pies por el aburrimiento.

Sí, definitivamente no le agradaba venir a este lugar.

Después de unos minutos, dos pares de ojos le observan detenidamente desde las sombras. Eran dos niñas que tenían rasgos similares.

—Hola —le dice una. Ambas tenían ropas tradicionales y cabello muy corto.

—Hola —susurra Megumi sin mirarlas.

—Tú debes ser Megumi —las niñas se acercan—. Yo soy Mai y ella es Maki.

Megumi las mira detenidamente. Gemelas, era bastante evidente ahora que han salido de las sombras.

𝐑𝐀𝐈𝐒𝐈𝐍𝐆 𝐌𝐄𝐆𝐔𝐌𝐈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora