𝐓𝐇𝐄 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐖𝐄 𝐌𝐄𝐓

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Había una vez, una chica y un chico que se conocieron como si uno de ellos fuera Nick Fury.

– Gojo Himari.

[ *** ]

—Miren que ya confiarles esto es mucho, un exceso, pero de alguna forma son de grado especial. Así que no la asusten y hagan bien su trabajo —Yaga termina y les pega en la cabeza a Gojo y Suguru con el rollo del periódico del día.

—Sí, señor.

Yaga había escuchado sobre un incidente respecto a una chica que tuvo un accidente. Algo inusual para los demás, pero no sonaba del todo absurdo para él, así que envió a sus dos estudiantes para que buscaran a la chica.

—Puedes leer los documentos si quieres, Geto —Satoru no lucía muy interesado en el trabajo, ni siquiera miró el sobre con los documentos y los datos de la chica.

—Ya voy —le responde su amigo.

Abre el sobre al llegar al lugar, y se esconden entre las sombras. No estaba allí. No había presencia de energía maldita, así que ella no estaba en casa.

—Deberíamos esperar un poco —susurra Geto mientras mete la mano en el sobre para sacar la hoja.

Las risas empiezan a ser más claras a medida que un grupo de jóvenes se acerca. Satoru y Geto dejan lo que hacen enseguida y concentran su vista en ellas.

Cuatro chicas aparecen, pero sólo una se despide para quedarse.

Takahashi Himari, leyó Geto.

Piel pálida, baja de peso, y un montón de malas señales hay frente a ellos, pero los ojos de Gojo Satoru se fijan en su cabeza únicamente. Su cabello era de un castaño  oscuro y tenía un corte uniforme, pero largo.

Hoy era el festival del cerezo, y ella había asistido. Su cabeza estaba adornada con una corona de sakuras falsas que hacían contraste con la oscuridad de su cabello.

—Bien, a la cuenta de tres nos vamos a acercar a ella y... —las palabras de Geto se suspenden en el aire cuando la puerta de la propiedad de los Takahashi se abre de forma abrupta.

Una mujer adulta aparece y no pasan más de diez segundos cuando empieza a golpear a Himari con un rollo de periódico.

Había una diferencia abismal entre el golpe bromista y paternal que les había dado Yaga, y esto... los golpes enojados que ella estaba recibiendo.

—Por supuesto que ser chamán tiene como requisito tener una familia disfuncional —se queja Geto.

Satoru hace que se calle. Las amigas de la chica habían salido despavoridas y ahora las voces eran más claras.

—¡Te dije que te quedaras en casa para que le cocinaras algo decente a tu hermana! —grita la mujer.

—¡Kira puede cocinarse sola, es sólo un año menor!

—¡Cállate! —otro grito—. Maldita sea, Himari. Debes quedarte en casa o vas a provocar otro incidente. No sé si no piensas o simplemente quieres llevarnos la contraria.

—Quería ir al festival del cerezo —dice Himari en voz baja.

—Los monstruos no andan rondando en festivales, tonta —la mujer vuelve a golpearla, pero Himari no se mueve—. Quédate en casa o vas a matar a alguien como casi matas a tu hermana.

—Eso...

—Cállate de una vez o te dejo durmiendo afuera. Entra para que hagas la cena para tu padre y luego ve a cubrir mi turno en el restaurante —la chica es empujada hacia el interior de la casa y la mujer mira a su alrededor antes de seguirla.

𝐑𝐀𝐈𝐒𝐈𝐍𝐆 𝐌𝐄𝐆𝐔𝐌𝐈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora