𝐓𝐇𝐄𝐘 𝐖𝐄𝐑𝐄 𝐎𝐍 𝐒𝐀𝐋𝐄

8.8K 923 36
                                    

“A mí me gustaría que alguien me explique porqué lo primero que Himari pensó fue que había tenido un hijo con otra persona. Estado: indignado.”

Gojo


[…]


La risa de Gojo hace eco en las paredes bonitas de la casa a las afueras de Tokio. El niño con peinado de erizo de mar frunce el ceño con evidente incomodidad y Himari siente cómo las ganas de golpear a Gojo aumentan.

—Está en primer grado —aclara Gojo—. Claro que no es mi hijo, mujer. Compara las edades.

Gojo le entrega la maleta al niño.

—Además, no nos parecemos en nada.

—Evidentemente —murmura el niño—. Si fuéramos parecidos sería gracioso, ya que hizo una mueca de asco al verme.

—Yo no... —Gojo trata de defenderse, pero el niño trata de huir—. Vas a quedarte aquí.

—Mi hermana —apunta el menor—. Mi hermana está sola.

Gojo suspira y Himari quiere golpearlo hasta dejarlo rogando por piedad cuando el albino se va sin más, sin dejar hablarle y a solas con el niño.

—¡Gojo! —Himari exclama, pero fue inútil porque se había ido.

Los ojos de la mujer se dirigen al niño, éste sólo mira a un punto fijo. Aunque la ira y la confusión la estén cargando, ella sabe que Gojo no hacía cosas de forma inconsciente. Siempre había un motivo para todo si se trataba de Satoru.

Himari se pone a la altura del menor.

—No sé qué está pasando —ella suspira y se acerca—. Pero al menos podemos presentarnos.

—Megumi —el niño murmura—. Fushiguro Megumi.

Himari suspira otra vez cuando escucha el apellido del niño, pero no dice nada al respecto, una vez más trata de confíar en su novio.

—¿Gojo te encontró, cariño? ¿Y tus padres?

—Están muertos.

Bien, eso no es un buen indicio para la situación actual. Himari le ofrece un panecillo salado de queso y espinacas, él lo toma mientras toma asiento en el mueble. No habla mucho, sólo se dedica a comer el panecillo.

Sólo quitó la pereza de su mirada cuando Gojo apareció con una niña, sólo un poco más grande que Megumi.

—¿Me puedes explicar por qué has traído a dos niños Fushiguro? —Himari exige en la cocina cuando dejaron a los niños en la sala.

Gojo trata de explicarle todo con detenimiento, lo último que quiere es causarle una constante molestia a su novia, primero empieza por el padre de Megumi y después, antes de llegar a la parte importante, dos perros divinos entran en su campo de visión y la respiración de Himari se corta.

—Esa técnica —susurra—. Es la técnica de las diez sombras.

—Sí.

—Es un Zen’in.

—Sí.

—¿Podrías dejar de responder con monosílabos, Satoru? —Himari lo sacude un poco—. Esto es serio.

—Su padre lo vendió.

—Qué hijo de puta.

—Y ahora no tienen a nadie.

La chica lanza un largo suspiro y el silencio evidenció la conversación en la sala: “¿Tienes hambre?” “Sí, un poco”.

—¿Dos niños?

—Estaban en oferta —se ríe Gojo y Himari agarró una olla para tratar de golpearle.

—Esto es serio.

—Lo sé —Satoru sostiene las caderas de Himari para acercarla—. Lo sé. Pero ellos realmente no tienen a nadie y el dinero que dejó su madre se ha terminado.

La chica traga saliva y un pacto silencioso se alza sobre ellos.

—Te toca la cena hoy —Himari le anuncia y él sólo sonríe—. Deberías darte prisa, los niños tienen hambre.

—Bien.

—También necesito tu tarjeta, el frío se avecina y los niños tienen pequeñas maletas con poca ropa.

—Todo lo que quieras.

Himari toma un gran respiro al salir de la cocina y se acerca a los niños para recolectar unos cuántos datos. Si iban a quedarse con ellos, al menos debería saber quiénes son.

No sólo de nombre.

𝐑𝐀𝐈𝐒𝐈𝐍𝐆 𝐌𝐄𝐆𝐔𝐌𝐈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora