𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐓𝐇𝐈𝐒 𝐂𝐑𝐀𝐙𝐘 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐈𝐈

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"Hola."

– La familia Gojo.





[ ♡ ]


Megumi y Tsumiki estaban junto a la puerta de la habitación de sus padres mientras esperaban que algún sonido saliera de allí, pero es como si todo el mundo hubiese sido tragado por el silencio.

La ansiedad iba a consumir la mente de Megumi si alguien no salía de allí pronto. Sabían que Gojo podía sentir su presencia en donde sea que estuvieran, así que la conclusión era que su padre estaba ignorándolos tras la puerta a propósito.

—Está todo bien —se escuchó la voz de la mujer mayor cuando su padre abrió la puerta de la habitación—. El bebé tiene buen latido, fuerte. Deberías llevarla ya al hospital.

Era la matrona del clan. Una mujer mayor, por no decir anciana, que había visto nacer a muchos niños a lo largo de su longeva vida, y uno de ellos era su padre.

—Las contracciones se pondrán peor, está dilatando a un ritmo bueno.

—Bien, gracias.

Pocas veces se puede ver a Gojo Satoru en un estado ansioso. Sus pasos eran temerosos mientras Himari camina por la habitación con una mano en su espalda baja por el dolor.

—La matrona dice que estás dilatando bien. Deberíamos ir al hospital para que te revisen.

Himari lo ignora olímpicamente y centra sus ojos en sus hijos, que están en la puerta.

—Mamá está bien, no pongan esas caras, niños —les dice.

—Iré subiendo tus cosas al auto, mamá. Papá tiene razón, ya deberíamos estar en el hospital —susurra Tsumiki.

Gojo y ella toman los maletines, tanto el de Himari como el del bebé. Megumi se queda estancado por unos segundos en la puerta hasta que su madre lo llama.

—Mi bebé —le pasa una mano por el rostro pálido de su hijo—. ¿Listo para ser hermano mayor?

—No. Estoy asustado. Sólo quiero que estés bien.

La risa de Himari resuena con gracia y besa la mejilla de Megumi repetidas veces.

—Todo saldrá bien, cariño. No tienes que preocuparte por nada. Al final del día, mamá habrá traído a tu hermana o hermano al mundo.

Megumi deja que su madre se sostenga de su brazo cuando su rostro se tuerce por el dolor de una contracción.

—¿Por qué nunca quisiste saber el sexo?

—Papá y yo decidimos que sería una sorpresa. Da igual, cariño. Sólo queremos que los tres estén bien. Un parto seguro y tres niños sanos es todo lo que quiero.

—Estoy asustado, mamá.

—No hay por qué estarlo, corazón.

Megumi ayuda a su madre a caminar por el pasillo de la nueva casa. Satoru los encuentra a medio camino y guía a Himari a las afueras de la casa, para ir rumbo al hospital.

Habían reservado una habitación que parecía más un departamento que otra cosa, pero al final los delirios lujosos de su marido habían terminado por hacerla feliz porque era cómodo para que los niños estén allí con ellos.

El hospital era privado y Himari trataba de no pensar en el gasto enorme que había hecho Satoru, porque al final él sólo quería la mejor atención para que todo salga bien y puedan volver a casa con sus tres erizos sanos y salvos.

𝐑𝐀𝐈𝐒𝐈𝐍𝐆 𝐌𝐄𝐆𝐔𝐌𝐈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora