Agotados por la carrera, Eldrin y Aurora tuvieron que parar y recuperar el aire. Estaban a pocos metros de la plaza y de ella emanaba un enorme alboroto. El enfrentamiento entre los elfos y los esbirros de Krampus había comenzado.
Motivado por la enorne cantidad de sonidos, Eldrin cogió a Aurora de la mano y la arrastró con él hacia la plaza.
Cuando llegaron, ambos elfos quedaron atónitos. Todos sus compañeros estaban luchando contra incontables hordas de esbirros que Krampus traía consigo.
El mismo Krampus, una criatura alta y peluda, con dos enormes cuernos en la cabeza, patas de cabra y vestido con un traje rojo y negro similar al de Papá Noel, luchaba contra este y Mamá Noel con increíble fiereza.
Ambos, tanto Papá Noel como Mamá Noel, eran mucho más pequeños que el gigantesco Krampus, y las espadas que usaban parecían meros juguetes comparadas con las cadenas largas y robustas que usaba la malvada criatura y que llevaba atadas al cuerpo. Peleaban frente a la casa de los Noel, conocida por todos como el ayuntamiento.
A su vez, Aric, fornido y pequeño, luchaba con valentía junto a otros elfos de la guardia contra un sinfín de esbirros que se abalanzaba sobre ellos en el extremo oeste de la plaza.
El corpulento y alto Galion se enfrentaba a múltiples esbirros, devorando polvorones uno tras otro. Su serenidad era palpable, e incluso parecía disfrutar del enfrentamiento, todo mientras luchaba en solitario junto al árbol de Navidad que dominaba el centro de la plaza.
Thalion y su grupo de valientes civiles voluntarios encaraban a los esbirros sin temor. Una docena de enemigos los rodeaba en el lado este de la plaza, junto al pintoresco Puente de las Luces que cruzaba el río Ponche de Huevo. El puente, cercado por un sinfín de farolas y adornos navideños, estaba cubierto de nieve, la cual seguía cayendo a un ritmo pausado y lento.
Aurora y Eldrin se miraron; ambos sabían que debían hacer.
Sin perder un instante, se dirigieron velozmente hacia la morada de los Noel, rodearon el árbol de Navidad y se lanzaron contra Krampus. Eldrin se enfrentó en combate cuerpo a cuerpo con la imponente criatura en el suelo, mientras Aurora se esforzaba por contener a los Noel, apartándolos hacia atrás.
—¡Tenéis que salir ya! —exclamó con determinación—. Solo vosotros podéis comandar a Rudolph y los demás renos y llevar la Navidad a todas las partes del mundo.
—Pero no podemos... —quiso decir Mamá Noel.
—Sí que podéis —siguió Aurora con fiereza—. Debéis marcharos, ¡ahora!
Papá Noel la miró y observó a Eldrin en el suelo peleando contra la enorme bestia. Él quería quedarse y ayudar a sus compañeros para salvar Frosty, pero en el fondo sabía que Aurora tenía razón.
—Está bien —dijo al fin. Agarró a su mujer de la mano y antes de irse dijo—: Confió en vosotros, Aurora, proteged el pueblo.
Y sin esperar contestación, los Noel entraron en su casa y desaparecieron tras la enorme puerta.
Aurora se quedó unos segundos observando la puerta, hasta que escuchó un grito de dolor y vio como Krampus golpeaba a Eldrin con sus grandes zarpas.
—¡Malditos elfos! —decía Krampus mientras lo golpeaba. Su voz era grave y áspera, como si tuviera un catarro, y sus grandes ojos rojos transmitían una ira incontrolable—. ¡Os mataré a todos!
Y justo cuando iba a golpear de nuevo a Eldrin, el cual yacía en el suelo malherido, Aurora no dudó y se abalanzó sobre él impidiendo así el ataque. Forcejeó con la bestia cuanto pudo, pero esta le propinó un fuerte golpe en la cara y la hizo rodar por el suelo.
Krampus se levantó, airado, y se dirigió hacia Aurora que estaba escupiendo sangre en el suelo. Se colocó delante de ella, proyectando sobre la elfa una sombra inmensa y alzó ambas manos para asestarle el golpe final con sus poderosas cadenas. El cencerro que llevaba atado al cuello emitió su conocido "clang-clang" debido a la violencia con la que Krampus pretendía sentenciar a Aurora.
El demonio, sonriente, bajó ambas manos con fuerza, pero una pequeña horda de elfos se abalanzó sobre él y evitaron así que culminara el ataque. Entre los elfos que lo atacaron estaban Aric, el pequeño Estrellín, que había vuelto a la plaza tras llevar a Copito a un lugar seguro, y varios elfos pequeños que trabajaban en las fábricas de juguetes.
Hicieron que Krampus se tambaleara y se alejara de allí.
Aurora, preocupada por su compañero, se olvidó momentáneamente de la batalla y se agachó junto a Eldrin, el cual permanecía inerte en el suelo. Había recibido violentos golpes en el cuerpo y exhibía numerosas heridas producidas por las poderosas cadenas de Krampus.
Presentaba un ojo amoratado, tenía la nariz ligeramente desviada y un débil rastro de sangre descendía desde la sien hasta el cuello. Además, contaba con heridas en las extremidades y el abdomen que Aurora no pudo percibir debido a la armadura, a pesar de encontrarse parcialmente deteriorada.
Con cierta dificultad, ya que ella también estaba herida, ayudó a Eldrin a ponerse en pie y ambos se alejaron de la plaza en dirección al Puente de las Luces.
—¡Retirada! —gritó Aurora tan fuerte como pudo, para que todos los elfos la escucharan—. ¡Retiraos al puente, ahí los contendremos!
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Los Guardianes de la Navidad
FantasyLa víspera de Navidad, en el pintoresco pueblo de Frosty, Papá Noel y sus leales elfos se ven sorprendidos por un inesperado ataque liderado por Krampus y sus secuaces. Los valientes habitantes de Frosty deberán unir fuerzas para defender su querid...