Venti estaba sentado en la cama, pensando en algo simple, simple entre varias comillas. ― un beso más.. ― se tapaba la cara avergonzado. No sabía como conseguir lo que deseaba, como comenzar o como ganar, buscaba en su "tonta" cabeza formas de ganarse un beso de parte de Zhongli. ― La otra vez.. fue de broma. ― Aquella pequeña broma le costó el hecho de ahora anhelar otro beso, y que de mas gusto sea en la boca.
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Siendo sincero, ya lo habia olvidado, la música que tocaba en la lira hacía que se despegase de sus extraños deseos que no podía compartir, mientras las cuerdas sonaban por la plaza, la gente iba dejando su dinero en la linda caja adornada con cecilias cada día nuevas. Por cosas del problema de la noche anterior, Venti finalizó antes su acto musical y antes de irse a casa fue al restaurante mas cercano.
― unas papas fritas con hamburguesa está bien. ― le sonrió al mesero, mientras esperaba la orden no podía evitar observar su exterior, buscando alguna cara familiar a la cual saludar, en esa ocasión.. saludar no será la mejor opción ante tal cara.
― una hamburguesa sencilla. ― contestó con la mejor amabilidad fingida, el de ojos índigo sonrió suavemente y al irse el mesero cambió la expresión a una molesta. ― Tsk ― de repente, se fijó en la mirada del de trenzas. ― qué miras?. ― habló en un tono burlón.
― ¿tú no eres el chico que cuida la de pelo blanco? ― preguntó sentandose en la mesa junto a Scara.
― e-ella no me cuida, yo se cuidarme solo. ― rodó los ojos mientras hablaba. ― ¿y tú no eres el bardo de la plaza? ― Venti asintió. ― ya veo.. m-me llamo Kunikuzushi, aunque también me llaman Scaramouche, verás.. nunca me dieron nombre.. ― Venti se cuestionó aquellas palabras.
― ¿No tienes nombre? ― habló en tono preocupado
― No, mi madre me abandonó al cuarto día de haber nacido, y ahí fui a parar a un puto lugar donde sufrí golpes hasta los 14. Luego Nahida me sacó de ahí, d-de ese infierno, ahí me pusieron Scaramouche, pero en realidad, me gusta ser Kuni. ― confesó, desviando la mirada un tanto llorosa. ― pero eso da igual, ya estoy bien y todo está bien, Nahida me mandó al psicólogo un tiempo y ahora me da igual. ―
― tu eres de quien hablaba Zhongli.. Uh.. ― susurró, luego la comida llegó. ― yo también pasé por algo parecido a ti, pero lo mío no fue tan.. ― con el dedo le tapó la boca.
― no te minimices, inútil. ― sonrió. ― se que soy importante pero si es algo malo Nahida me enseñó a no superiorisar mis problemas sobre los tuyos, aunque el mío sea mas grave. ― suspiró. ― sigue.―
― a mi mis papás me abandonaron a una temprana edad también, solo que logré vivir solo a base de mi lira, pero.. caí en el alcohol así que por eso estoy igualmente en terapia. ― Terapia con un hombre jodidamente hermoso, Kuni sonrió.
― supongo que somos parecidos, niñato. ― mordió la hamburguesa, degustando cada ingrediente. ― Venti, mi nombre es Venti. ―
― bueno, Venti. ― terminó de comer y se levantó. ― nos veremos en otra ocasión, yo.. tengo que hacer algunas cosas importantes que no te incumben. ― se despidió y marchó, dejando a Venti solo.
― nos vemos. ― respondió, dándole un bocado a su hamburguesa.
Una vez terminado, volvió a pensar en el tema principal por el cual se sonrojo toda la mañana, los besos.
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Llegando a la casa, con toda confianza comenzo a practicar su idea, primero ver a Zhongli con seriedad, segundo respirar hondo y pedir el beso, y por tercero prepararse para cualquier negación y no llorar.
― un beso más.. por favor. ― practicó.
no pasaron mas de 20 minutos y el de trenzas ya se sentía mentalmente preparado para todo, respiro hondo y esperó la llegada de Zhongli, unos 10 minutos de espera se hicieron antes de que la puerta se abriese y Venti recibiera a Zhongli. ― ¡Z-Zhongli! ― sus mejillas se calentaron. ― Ehem.. Zhongli. ― miró seriamente.
― ¿Si? qué pasa Venti? ― sonrió mirando al menor.
― y-yo.. quiero.. ― se mordió los labios de los nervios, no lograba completar la frase y cada vez se arrepentia mas de lo que estaba haciendo. ― u-un.. beso. ― lo logró. ― Por favor. ― respiró hondo y espero lo inesperado.
― ¿un beso? ― preguntó bromeando. ― claro, si eso quieres.. ― totalmente inesperado, recibió Venti su beso en la frente. No logró decir nada, sin embargo tenía unas increíbles ganas de devolver el beso unas mil veces, se quedó parado en frente a la puerta con una sonrisa nerviosa, luego reaccionó cuando Zhongli le habló de vuelta. ― estás bien? ―
― Claro, claro.. ― miró al pelinegro con una sonrisa mas tranquila. ― ¿c-cenaste? dejé unas papas fritas por ahí, no se si estarán frías o.. ― se mantuvo en silencio.
― ya las encontré, si comí, pero aún así me las voy a comer. ― contestó metiendo las papas al microondas. ― tu quieres, Venti?. ― le preguntó.
― si, por favor. ― entrelazo sus manos y se acerco al comedor, donde se sentó a esperar las papas fritas. ― Z-Zhongli. ―
Zhongli llegó con las papas y se sentó frente a Venti. ― dime, como la pasaste hoy? ―
― Uh, bien, de hecho, hoy conocí creo que uno de tus clientes. ― Zhongli prestó mas atención. ― a Scar.. Uh, Kunikuzushi. ― comió una papita.
― Kunikuzushi Raiden? ese niño llego con serios problemas, de hecho querían internarlo por intentar incendiar un hogar. ― contaba Zhongli. ― tan solo hablar resuelve los problemas, así que conversé un rato con el y comprendí altiro la situación. ―
― ya veo, se veía bastante bien, creo que con Nahida todo está bien. ― sonrieron y siguieron comiendo papas.
Al terminar las preguntas Zhongli se sentó junto a Venti, aún ansioso, Venti acercó sus labios a la mejilla de Zhongli y le dió un suave beso. ― eso a que vino? ― se rió.
― Te quiero, Zhongli. ― admitió sonrojado.
― yo igual, Venti. ―
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