Hiruzen Sarutobi era catalogado de muchas formas a lo largo de su vida, fue un ninja ejemplar y un venerado Hokage, cuando veía dónde debía y no hacía como en estos casos de fingir ceguera a lo que ocurría.
Justo en ese momento estaba el pago de sus acciones, el niño que había jurado proteger como suyo a su esposa y a su sucesor, sin duda había Sido muchas cosas pero nunca pudo representar y ser la figura que las personas importantes a él necesitaban.
Su propio hijo se fue de la aldea para trabajar por otra parte, lejos de la aldea que tanto protegía.
Y ahora el que consideraba su nieto, estaba frente a el con una mirada sin emociones y una seriedad tan poco común.
Hiruzen estaba arrepentido de muchas cosas en su vida, pero el creía que era por una buena causa.
Nadie logro quitarle de la cabeza que condenar al pequeño al ostrasismo y que no se le diera el derecho a los cercanos hacerse responsable de el como debía ser en un inicio era lo mejor, que así se evitaba una guerra.
"Evitar una para que llegue otra."
Suspiro al recordar dichas palabras de una persona que lo tuvo que vivir en piel propia.
Hiruzen sabía que por el sacrificio de Hizashi por evitar la guerra y cuidar los secretos de su clan fue solo el medio para que hubieran rensillas entre aldeas, puesto que Iwa y Kumo llegaron a tener cierta afinidad en contra de Konoha que los llevo a un alto al fuego mientras pudieran hacerse con la destrucción de la aldea.
— Eso es todo. — El tercer Hokage asintió saliendo de sus pensamientos, no había escuchado ni la mitad de lo que el rubio había dicho, pero no sé preocupaba el leería el informe más tarde, miro un rato más al rubio hasta que se levanto y le dió la espalda. — ¿Puedo retirarme? — Pregunto, Sarutobi era de todo, menos cobarde.
— ¿Que se siente proteger el hombre que odias? — Pregunto en su lugar, el rubio se mantuvo tal como cuando había entrado.
Se puso de pie puesto que por norma general debía estar de rodillas delante de la figura del Hokage y asintió como si se afirmara poder hablar.
— No lo odio, Hokage-Sama. — Respondió.
— No es necesario que mientas por mi puesto.
— No le respeto. — Afirmó sin rodeos. — Pero no le odio, odiar significa que tiene importancia en mi vida y usted... — Se encogió de hombros desinteresado. — No la tiene.
Por una vez el viejo profesor deseo ser odiado.
— Puedes irte, zorro.
Sin mediar palabras el ANBU delante de él desapareció.
Hiruzen suspiro de nuevo. ¿Cuántos errores seguía cometiendo?
De rodillas un chico que vestía como ANBU le miraba fijamente, no llevaba máscara en el rostro pero eso no le impidió detallar más de lo que el rubio permitía, estaba orgulloso de lo talentoso que era y lo mucho que había avanzado.
— ¿La misión? — Pregunto el patriarca Hyuuga mientras le servía un poco de té y ofrecía una bandeja de galletas.
— Exitosa. — Fue su corta respuesta.
— ¿Difícil?
— Para nada.
Hiashi alzó las cejas ante su declaración y esbozo una pequeña sonrisa al muchacho.
— Eso no es lo que dice el informe. — acuso. El rubio se rasco la cabeza siendo mucho más liberal de lo que mostraba continuamente.
— Sabia que lo leias. — Dijo el rubio rascándose la cabeza.
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The Kitsune.
FanfictionHace tiempo había un zorro demoníaco de nueve colas, cada una de ellas podía derrumbar montañas y causar tsunamis. Para luchar contra el se contrataron Shinobis, uno de ellos consiguió acabar con el pero sacrifico su vida... Ese Shinobi era llamado...