Naruto se estiró en su cama al momento de abrir los ojos.
Miro por largo rato el techo de su habitación en aquella habitación del complejo donde vivía desde los 7 años de edad, luego de que los que lo cuidaban en el orfanato lo aventaran a la calle diciéndole con desagrado que ya no había lugar para el allí.
Miro el calendario a un lado de su cama y suspiro cansado.
— Putas condiciones y maldito viejo. — Gruño mientras se levantaba para arreglarse.
Se supone que era un día especial.
Pero sin dudas fue mucho más especial el día en que se convirtió en ANBU junto a su escuadrón del cuál había logrado volverse en un líder digno y ejemplar aunque no superaba tan descaradamente a Inu puesto que este había marcado de forma contundente la organización.
Y de todas formas nada lo hubiera logrado si Hiashi no hubiera estado con el todo ese tiempo guiando su camino y corrigiendo sus errores, pese a que extrañaba aquellos días de bromas continuas; quien diria que lo haria especializarse en trampas de tan grande escala.
Su pequeña luz de esperanza llegó con Hinata, la niña que por valentía o idiotez se había lanzado a proteger de un acto que nunca perdonaría y ella había sido su boleto a la felicidad.
Se había jurado protegerla de por vida y así lo haría. No importaba cuántas veces lo repitiera a diario, no sería suficiente hasta cumplir con su misión.
Así que cuando el líder Hyuuga le puso ciertas condiciones con tal de protegerla a ella y así mismo lo acepto sin dudar y sin dar su brazo a toser.
Valla estúpido que podía ser algunas veces.
El camino en el que Hiashi lo había metido había Sido más que duro, el Hyuuga jamás lo había empezado a entrenar con el objetivo de ser ninja. No, por supuesto que no. El Hyuuga quería que nadie pudiese hacerle frente sin importar su edad o condición. Le había enseñado de todo de miles de formas diferentes y siempre tenía más que ofrecer, por eso lo admiraba y le agradecería siempre.
Luego de vestirse con su atuendo naranja salió de su apartamento y activo un sello para evitar intrusos en su casa y empezó a caminar con un rumbo fijo.
Seguía sintiendo ciertas miradas en el, y podía decir que quería hacer cada persona perfectamente, pero hacía mucho, poco le importaba ellos, les tenía sin cuidado lo que pudieran pensar, después de todo, a pesar de su nieto irracional habían atentado contra un niño que no tenía ni la mas remota idea de lo que estaba ocurriendo y eso sí lo dejaba fuera de si.
Cuando llegó a la entrada de la academia suspiro sin ganas, odiaba hacer esto, pero debía cumplir así que dando su mejor sonrisa entro a la academia y camino por los pasillos desalmados pero manteniendo su sonrisa y subió las manos hasta entrelazar las detrás de su cuello.
Estando en la puerta del salón se encontró con Iruka, un hombre de piel morena y una cicatriz en su nariz, este lo miro con reprobación.
— Llegas tarde. — Naruto río.
— ¡Hola Iruka-sensei! — Grito entusiasmado, Iruka nego con la cabeza mientras salía del salón.
— Ya vuelvo.
Naruto asintió y termino de entrar a aquel lugar, el ruido de todos los aspirantes a gennin estaba fastidiando lo tan temprano en la mañana, dió un recorrido rápido viendo a los que habían pasado que como esperaba fueron pocos, y camino para sentarse al lado de su objetivo inicial.
Claro que no podía ser tan sencillo.
— ¿Que haces aquí, Naruto? Solo pueden estar los que se graduaron. — Naruto se giró con una sonrisa.
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The Kitsune.
FanfictionHace tiempo había un zorro demoníaco de nueve colas, cada una de ellas podía derrumbar montañas y causar tsunamis. Para luchar contra el se contrataron Shinobis, uno de ellos consiguió acabar con el pero sacrifico su vida... Ese Shinobi era llamado...