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—Eres mejor cocinera de lo que habría pensado— Escuché de Mina mientras iba dando vueltas por la cocina ayudándome en alguna que otra cosa.

—Vivir sola hace que por obligación te vuelvas buena cocinando— Descansé un momento, apoyándome en la piedra de la cocina, mirando de frente a Mina ahora.

— ¿Te gustaría comerte cosas que no sepan bien haciéndolas tú? — Plantee haciendo figuras cm mi mano, notando que tenia un cuchillo, bajándolo después.

—Al principio quizá no te queda como te gustaría, así que con el tiempo y repetición lo haces mucho mejor— Expliqué mi técnica. Noté como me miró nuevamente de pies a cabeza, siendo algo muy característico de ella, pero sin notar si lo hacía con doble intención o no.

— ¿Haces ejercicio? — Cuestionó, a lo que negué, viéndome ahora yo, notando que mi decía porque llevaba algo mucho más ligero qué de costumbre, también más ajustado a la piel, aunque igual de cómodo que mi ropa usual.

—Tanto mi hermana como yo éramos de cuerpos finos y nunca engordar— Expliqué al entender su duda.

—Tienes alguna foto de… — Parecía no querer tocar el tema del todo. Asentí yo, buscando mi celular, que viendo de reojo, estaba detrás de ella, habiendose apoyodo como mimetizando mis acciones.

Me acerqué a ella, con claras intenciones de buscar mi celular, aunque lo que era claro para unos, no lo era para los demás.

Al acercarme a ella, justo al voltear un poco para tomar mi celular, sentí su mano en mi estómago, pasando a verla, comprobando que quizá calculé mal y estaba más cerca de ella de lo que habría pensado, el espacio de la cocina tampoco me ayudó.

Me eché un poco para atrás, bordeando más y evitando mirarla más después de eso, desbloqueando mi celular y buscando mis fotos más antiguas.

Luego de casi un minuto, le puse el celular en su vista, acercándose mucho para detallarme. —Nunca fuí de gustarme más fotos, mi hermana era muy apegada a mi, siempre me obligaba a tomarnos fotos— Expliqué el porque de que hubieran tantas de ambos.

—Eran muy parecidos… — Dijo quizá para ella, pero en voz alta. —Siempre nos dijeron que eramos iguales, como si hubiéramos sido mellizos— Le dejé tomar mi celular, viendo más las fotos y detallando aun más.

—Eras muy… — Paró a pensarlo. — ¿Lindo? — Preguntó. — ¿Te refieres a cuando estaba en mi cuerpo original? — Cuestioné, a lo que asintió. —Era chico, así que en ese caso es correcto— Expliqué mi punto de vista. —Se enderezó, poniendo mi celular a un lado de mi rostro, notando que estaba haciendo una comparación.

—Es como si mucho de tus rasgos ahora estuvieran en su rostro— Intentó explicarse. —Ahora tengo su cuerpo, pero sigo con mis costumbres— Me estiré un poco, necesitandolo, además de que con tanto calor en esa cocina, estirarme al menos haría que mi ropa se despegara un poco de mi cuerpo, siendo justo la blusa que con un poco de movimiento de levantaba hasta más allá del ombligo.

Quimera - Mina & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora