Black & Sam © (BORRADOR)

Capítulo 24

Capítulo 24

Estaban en un concierto que los habían invitado en Londres. Necesitaba recuperar el aliento y como no le habían dicho a donde era, pues acepto porque venía con el pasaje de ida y vuelta más hospedaje en casa de uno de los chicos. Brincaban y saltaban como bestias salvajes, la música y el poder con que el grupo lo hacía, movía gente desesperadamente. Lo mejor de todo era que podían presenciarlo sin problema. Tarareaban unas cuantas que se sabían y tomaban fotos, bebían cerveza.

Una banda de rock que no era muy conocida en todo el mundo y además solo tenía como 2 años de haber iniciado. Era una especie de recopilación de rock clásico y eso entusiasmaba mucho a los espectadores, además tenían temas propios bien definidos. El lugar del concierto era un sitio público, donde todo el mundo podía entrar sin pagar una entrada, afortunadamente lograron conseguir buenos puestos por estar en el lugar súper temprano.

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—Sam, viniste. Ellos son los chicos de la banda los que te presente la otra vez —él chico asintió y le dió la mano a cada uno de ellos como símbolo de saludo—. Un placer tenerte aquí amigo. Tengo unos invitados que me gustaría que conocieras. Vienen del continente amErikano y son personas súper geniales. Los invite a que presenciaran el concierto y de verdad fue épico porque aceptaron sin problema. Están por allá.

Sam había conocido a muchos músicos por medio de su primo, quien tenía influencia en conciertos, teatro y cine a nivel nacional y movía masas para la publicidad de las mismas. Su primo era actor de nacimiento y le gustaba también tocar el bajo en una banda musical y de paso estudio en donde Sam estaba estudiando. Tuvieron que caminar más o menos hacia la plaza porque había demasiada gente alrededor y no lograban avanzar tan rápido. Al llegar estaba un mini grupo de chicos y chicas conversando sobre el concierto que acababan de presenciar. Maurice les presentó a todos sus amigos y Sam solo se limitó a sonreír y saludar sin pena. No le daba miedo conocer gente interesante, más bien se tenía que mover para poder hacerse reconocer por sus coreografías en internet y su talento nato para bailar como robot.

Estuvieron allí un ratico, pues Maurice lo llevó hacia un bar donde había más gente famosa y talentosa. Al llegar pidió un trago de esos fuertes y se quedo allí charlando con todos. No había conocido tanta gente en pocos días y le parecía fabuloso, todos lo habían tratado muy bien e incluso ya le tenían invitaciones de conciertos, obras de teatro, galería de arte. No sabía si agradecerle a su primo por la segunda o agradecerle al destino de estar conectado en un lugar donde todos eran normales.

— ¡Black! —ese nombre.

Sam dejó el trago en la mesa y miro hacia los lados, no había ningún chico japonés. Siguió bebiendo y cuando culmino pidió uno más fuerte que el otro.

— ¡REACCIONA, MALDITA SEA! —seguían gritando y le preguntó a su primo si había escuchado lo mismo.

—Veré que sucede, ¿sí? Quédate tranquilo, viejo —dijo su primo y Sam siguió bebiendo.

El trago le traspasaba el sabor amargo y dulce, sentía una especie de cosquilleo interior y unas ganas de vomitar terrible. No se levantó y decidió que era momento de dejar de beber. Saco un cigarro y lo encendió ya estando afuera del local. Su primo hablaba con una chica y ella le explicaba todo lo que estaba sucediendo, no entendía mucho a que se refería y no le prestó mucha atención.

Cuando Maurice se reunió con Sam, le explicó que había un chico llamado Black que estaba inconsciente y tenía el rostro muy pálido. No decía nada pese a la explicación muy detallada de su primo y al reaccionar se dio cuenta de que ese chico no era su mejor amigo.

A medianoche sacó el celular de su bolsillo y marcó el número que había eliminado de sus contactos, pero permanecía en su historial de llamadas. No sabía que hora era en América y no le interesaba demasiado. Solo necesitaba escuchar la voz de aquel ser que tantos problemas le había traído y que el deseo de verlo nuevamente se le hacía cada vez más deseable.