Capítulo 50 (Ultimo especial)

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Capítulo 50 (Ultimo especial)

Black

La noche se hace espesa y fría. Mientras fumo el cigarrillo, comprendo el mundo mejor, no sé si me relaja pero me siento mucho mejor. Mis cabellos alborotados por el viento no les hago caso. Todo el mundo esta celebrando mi compromiso. No me sorprende que haya gente que no conozca solo para curiosear quien es el novio y quien es la novia. Aquí solo somos dos amigos que nos amamos desde hace tiempo y no hay más nada que hacer.

Miles de recuerdos pasan por mi mente como la primera vez que lo conocí, nuestro primer beso, la forma en como sonríe, las peleas, los dolores de cabeza, el cáncer de ambos, cuando me separe de él y cuando todo estuvo gris y blanco; al conocer a Row, Vinz, Camila, Celia, Trish, Nanami. Si, tantos recuerdos que olvidarlos es imposible.

Mi bipolaridad, su cursilería. Ya todo esta en calma, siempre habrá conflictos pero serán mínimos ya no tanto como antes.

La música suena durísimo y observo como Vinz sonríe con Celia. Me parece que hay algo más que unas simples miradas y lo entiendo. Es como una bala que traspasa tu cuerpo, un veneno sin cura y un olvido sin retorno.

Observo hacia el otro extremo y allí esta mi hermosa hermana, tan sutil como un caballero, tan frágil como la hoja de centeno, y tan misteriosa como la vida que ha creado el universo. Habla con un chico de mis raíces, no me extraña que Row esté buscando pareja para ser feliz. Y hacia el otro lado están mis padres, Shin Lee y Camila Lee. Bailan al son de la música y tomados de la mano, se mueven con elegancia.

Y allá, donde los vinos son parte de la velada, está el amor más grande de mi vida. Samuel Edward Johnson, conversando como un loro y riéndose como siempre mostrando sus dientes relucientes. Se nota más feliz, menos triste que antes.

—Black —aparece Celia y Trish—, ya es hora de medirte el traje para el gran día.

Odio las bodas, pero estas dos insisten en toda la organización. No me extraña que sea su sueño frustrado.

—Estuvimos enamoradas del mismo hombre. Conocemos sus gustos —comenta Trish—. Creo que me dedicare a realizar bodas de chicos.

—Me van a sentir culpable por quitárselos.

—Créeme que ustedes dos son el uno para el otro.

Me arrastran contra mi voluntad hacia una habitación. No quiero quitarme la ropa delante de ellas, es vergonzoso. Me voy hacia el baño para colocarme el traje que escogieron para mí. Como detesto verme en el espejo, salgo como si nada.

Allí están las cuatro mujeres que me hacen la vida miserable: Camila, Row, Celia y Trish.

—Amor, estas hermoso —comenta Camila.

—Te violaría aquí mismo —opina Celia—. Era broma, estás hermoso.

—Mi sueño se ha vuelto realidad. Al fin puedes sonreír sin esforzarte mucho —dice mi querida hermana.

—Ya sabes lo que debes hacer.

—Lo sé.

Tocar el timbre, mis nervios a flor de piel, la garganta seca y las palabras. Es lo que más duele. Su madre abre la puerta y me deja pasar. Le entrego la invitación y ella asiente sin replicarme nada.

—Será importante para él. Por favor, háganlo por él. Detéstenme toda su vida, pero eso es lo que él quiere.

Asienten y me retiro de esa casa que una vez fue mi hogar hace muchos años. Por esta casa conocí al amor de mi vida. Ahora está en ruinas, sin pasión, ni felicidad ni una pizca de lo que era antes.

Black & Sam © (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora