7. Íncubo

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Allí estaba Venezuela siendo llevado por los purificadores al palacio infernal con una muy brusca manera de hacerlo avanzar, ellos no tenían compasión ni porque fuera un destello y mucho menos porque estuviera embarazado, más bien parecía que por esa razón era que lo estaban tratando así.

Entre empujones lo hicieron entrar al gran palacio repleto de velas ya que la energía se cortaba a cada rato, las alfombras estaban llenas de cenizas que entraban por las ventanas que no tenían cristal, habían carabelas colocadas como decoración en las mesas o en las paredes donde también habían pinturas grotescas, muy demoníacas y sangrientas, sobre los candelabros se enredaban enormes serpientes de colores brillantes y se posaban algunos cuervos de ojos rojos que solo servían de alimento para los reptiles.

Caminaron por un largo pasillo hasta llegar a una puerta hecha de ojos humanos y cuando se abrió se pudo ver una especie de cárcel en donde habían miles y miles de celdas individuales y la mayoría ya estaban ocupadas por demonios de todos los tamaños, formas y niveles, estos cuando los veían pasar les gritaban mil y un cosas horribles y desagradables, Venezuela trataba de hacer oídos sordos pero era difícil ignorarlo por completo ya que algunos demonios tenían voces extremadamente espeluznantes y otros lucían tan corpulentos que parecía que en cualquier momento romperían los barrotes de la celda y se lanzarían a comerlos vivos.

Después del recorrido algo largo lo dejaron en una celda un poco más espaciosa que el resto y también tenía el diseño un poco más acogedor y estaba algo alejada de las demás celdas, era como una especie de "celda de espera" para los que todavía no han definido su libertad o su estadía en ese lugar dependiendo de si su crimen merecía un encerramiento.

Los purificadores se fueron dejándolo allí, los demonios más cercanos trataban de intimidarlo preguntándole o diciéndole cosas atrevidas pero luego de un rato simplemente se aburrieron al ver que no funcionaba del todo porque el tricolor estaba más concentrado en resolver sus dudas con respecto al íncubo.

¿Colombia lo sabía? ¿Él sabía que era un íncubo? Mmm quizás no, su cara de sorpresa al enterarse fue completamente real. Parecía incluso más sorprendido que él, aunque en toda esa situación inesperada en el infierno 3 lo que más le dolió fue la cara de decepción de su padre y toda esa extraña atmosfera que tenía con Colombia, como si lo odiara ¿Desde cuándo se llevaban tan mal? Es decir, no se acordaba de gran parte de su vida mortal pero por lo menos las dinámicas entre ellos no las recordaba tan bruscas.

Tenía tantas preguntas y tantos sentimientos encontrados que sin poder resistir más la carga empezó a llorar inundando la celda en sollozos devastadores, incluso los demonios a su alrededor empezaron a tener un poco de lástima por él aunque otros solo disfrutaban de su sufrimiento en silencio pues, de eso se alimentaban.

Pasó un largo rato así, dejando salir todo su dolor, estrés y angustia en forma de lágrimas amargas, se le hacía un nudo en la garganta al pensar en lo que pasaría después y es que no sabía ni que carajos esperar. Ahora que estaba embarazado ¿Qué pasaría? Si se quedaba en el Inframundo no podrían tener una historia de amor o una familia feliz porque en este lugar eso no existe, y si se iba al cielo viviría con la carga de saber que su hermano y su padre se quedaron en el infierno sufriendo, y hablando de ellos, no sabía a donde se los habían llevado, desde que los separaron en medio camino su ansiedad se había disparado estrepitosamente, incluso llegó a casi desmayarse en brazos de los purificadores porque se le estaba subiendo la presión por toda la sobrecarga mental.

Mientras se mantenía sumergido en sus pensamientos la gran puerta de la prisión fue abierta y los pasos pesados de dos gárgolas resonaban en el lugar, los demonios encerrados gritaban como una manada de bestias hambrientas al verlos pasar.

Tercer Infierno ✿ฺ |Colombia X Venezuela|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora