Al fin era su turno, los purificadores lo recibieron en la entrada y le hicieron una especie de ritual en donde oraban en una lengua muy extraña, ni siquiera parecía ser latín, más bien parecía una lengua proveniente de otro universo o algo así y nada más con eso lograron hacer aparecer un tatuaje dorado en su hombro. Era redondo con lo que parecía ser un sol muy bien detallado y varios símbolos alrededor que según lo que le explicaron los purificadores significaba "inocencia" pero no como una inocencia de niño más bien era una inocencia con respecto a lo pecaminoso o a la criminalidad.
Luego de eso le dieron a escoger entre dos tipos de vestimenta, una era una toga blanca que evidenciaba que hacia parte del purgatorio y otra era un conjunto negro con varios elementos de cuero para camuflarse entre los demonios. No lo pensó mucho y terminó escogiendo el traje de cuero pues, según su lógica la toga blanca llamaba mucho la atención y ponía en evidencia que era un destello al que podían molestar así que optó por verse menos expuesto.
Y finalmente entró, después de tantas horas allí afuera siendo acechado por los demonios y todo ese proceso de ingreso con demasiada información que recordar, por lo menos ahora podía estar tranquilo.
Apenas puso un pie dentro se sintió más feliz que nunca porque todo parecía demasiado ordenado y pacifico a comparación del desorden que había afuera, el lugar era enorme, tenía paredes blancas muy altas que le daban una apariencia imponente, también estaba muy bien iluminado con luces en tonos blancos y celetes, olía rico y no entraban los sonidos apocalípticos del exterior, literalmente era como un pedacito de cielo en medio del infierno. Cuánto más caminaba más se maravillaba con la delicadeza de cada detalle y al mismo tiempo trataba de no perder de vista a Gael quien lo guiaba por los amplios pasillos hasta llegar a la que ahora sería su habitación la cual se veía muy espaciosa con flores en colores pastel, muebles acolchados y decoraciones con temática de ángeles. Allí el purificador lo sentó en la cama y como era de esperarse le reclamó por lo que había pasado en la fila, por ese húmedo beso en donde Colombia le había absorbido hasta los pecados.
Gael: escucha, te has salvado de ser descalificado esta vez solo porque ese tremendo beso no fue con tu consentimiento, pero que no vuelva a pasar.
Venezuela solo asentía frenéticamente a todo lo que Gael le decía mientras en su mente se imaginaba dándole un puñetazo al colombiano porque por su culpa casi pierde su pasaje al cielo.
Gael: Ah y un último consejo, aléjate de las ventanas, pueden traer malas tentaciones.
Cierto, las ventanas. El templo podía ser el paraíso en medio del desastre y dentro de él podía estar alejado del pecado en gran medida pero todavía había algo que lo hacía poner los pies en la tierra y le recordaba que seguía en el lugar más caótico del mundo. Las ventanas, por donde se colaba la imagen de los actos atroces del exterior. Justo en su habitación habían dos, una dando a la plaza y otra al patio trasero del templo y no sabía cuál de las dos era peor porque según los rumores que había escuchado de otros destellos cuando estaba en la fila, el patio del templo era como un punto ciego, un lugar en donde los demonios no solían ir pero si los mismo destellos a cometer pecados pequeños.
Y ahora que lo pensaba, habían destellos que parecían muy expertos en todo ese tema sin siquiera haber entrado al templo, podía ser que habían leído sobre ello mientras estaban vivos, quizás existía algún tipo de escrituras en el mundo mortal que tuviera información sobre este lugar, no lo sabía.
Gael: me tengo que retirar ¿Tienes alguna duda o inquietud que pueda resolver antes de irme?
Preguntó, dándole la oportunidad de aclarar sus dudas.
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Tercer Infierno ✿ฺ |Colombia X Venezuela|
FanfictionVenezuela había muerto y su alma había sido puesta a prueba en el purgatorio del infierno número 0 en dónde debía sobrevivir 30 días sin caer en las tentaciones pecaminosas de los demonios que llegaban de los niveles más profundos del Inframundo. Ve...